Obama, ¡Putin sí es de tu bando!

En Oriente Medio, al principio, la descoordinación trajo fracasos que tuvieron como consecuencia el fortalecimiento del Califato Islámico, con petróleo y barbarie para montar su guerra terrorista. Solo se ha vuelto la tortilla con la entrada de la ayuda rusa en el norte, la presión de los turcos desde su frontera, más iraquíes e iraníes en el sur y oeste, con los peshmergas kurdos por el este y el "asesoramiento (y algo más)" de los americanos. Así que en esa parte del mundo hay una alianza compleja en la que no se sabe qué papel juegan los saudíes, sunitas y, en consecuencia, ligados emocionalmente al Califato terrorista y, a su vez, amigos de EEUU en negocios y política exterior.

El puzle resulta curioso: Irán, uno de los llamados ejes del mal por Bush, ayuda en una guerra contra sus enemigos suníes, a favor de los intereses americanos. Los rusos, que Obama teme, resultan imprescindibles para aclarar la situación. Por un lado, están los rebeldes sirios de diferente pelaje, primero apoyados por la CIA y ahora bombardeados por Putin.

Al-Assad, por su parte ha pasado de problema a pieza esencial en la victoria. Además, los musulmanes alauitas, a los que pertenece, buscan la supervivencia ayudados por rusos.

Después de las victorias del ejército sirio de Al-Assad parece que Putin ha decidido empezar a retirarse. Un portaviones y un crucero nuclear han sido apartados de la operación. Si Obama fuera sensato debería pedir a Putin: "¡Por favor no te vayas!" Claro está que para lo que le queda en la White House no le merece la pena pelearse con su Partido Demócrata y reconocer los favores del Kremlin en materia bélica.

Eso lo sabe Trump, al que tampoco le viene bien perder la guerra contra el Califato Islámico. Por eso, y porque rusos y americanos fueron aliados (lo de la guerra fría fue un juego de ajedrez), Obama se equivoca: allí, en Siria, Putin sí es de su bando, aunque él haya dicho lo contrario.