Firmas

¿Zona prohibida para las firmas de EEUU?


    Matthew Lynn

    Miles de millones de dólares en impuestos atrasados, investigación de amaños, comisiones sobre el monopolio enfocado a la innovación? Rara es la semana donde no se ve algún ataque de la UE a un gigante de la economía estadounidense. Las empresas pueden presionar, protestar y hacer campaña en contra. Pueden apelar y luchar contra las decisiones injustas pero, al final, también son empresas con accionistas a los que proteger. Cada vez está más claro que la única solución real es retirarse paulatinamente del continente. De hecho, Europa va camino de convertirse en zona prohibida para empresas estadounidenses.

    El problema es que Europa es la que sufrirá, más que Estados Unidos. Las empresas atacadas, con sus fallos, se encuentran entre las más innovadoras del mundo. A medida que suban el puente levadizo, los consumidores europeos saldrán perdiendo y las empresas europeas se marchitarán sin el estímulo de la competencia americana.

    Desde hace tiempo se viene sospechando que los funcionarios de la UE han emprendido una campaña a cámara lenta contra el mundo empresarial de EEUU. Compañías como Microsoft han luchado durante años contra las multas y, aun así, en las últimas semanas el grado de hostilidad ha subido a un nuevo nivel y no muestra signos de descender.

    Todo empezó con la extraordinaria multa fiscal de 14.500 millones de dólares a Apple por un supuesto acuerdo tributario en Irlanda. Se puede discutir si Apple paga suficientes impuestos y si es correcto que desvíe beneficios de un territorio a otro pero lo que es imposible justificar es la fiscalidad retrospectiva de un acuerdo que se consideró perfectamente legítimo entre un país soberano y una empresa ubicada en él.

    Y habrá más. Tras la decisión de Apple, la Unión Europea ya ha dicho que podemos esperar medidas parecidas contra Amazon y McDonald's, en esta ocasión por sus sedes en Luxemburgo. ¿10.000 millones? ¿Quizá 30.000? Nadie sabe el importe de la factura que les enviarán pero hasta podría ser bastante como para rescatar a Italia.

    Y no son solo los impuestos. El proyecto más ambicioso de la UE este año, aparte de averiguar qué hace con la salida a regañadientes del Reino Unido, es finalizar el "mercado único digital", sumamente necesario. Europa ha protagonizado un fracaso estrepitoso en internet. En lugar de estimular a los competidores caseros, los planes parecen pensados para proteger a los titulares tradicionales contra cualquier trastorno. Se podrán repercutir tasas por enlaces (lo que ya ha empujado a Google a interrumpir la distribución de noticias en España) e imponer restricciones a las llamadas de voz por internet. Está dirigido a empresas como Alphabet, Facebook y Amazon -todas americanas-.

    Después están los monopolios. Google se enfrenta a una investigación absurda de su sistema Android y Amazon de su posición dominante en libros electrónicos. Hasta estos son monopolios solo en el sentido de que han creado nuevos sectores y lo han hecho tan bien que hasta ahora ha habido poco lugar para la competencia. La lógica parece ser que si se crea un nuevo sector, lo deshacen. Cuesta entender por qué los burócratas de Bruselas creen que le importa a alguien. El parlamento europeo hasta ha lanzado una investigación contra PokemonGo basándose en que invade la privacidad y no por ser una estupidez muy molesta.

    Si la UE en ocasiones emprende acciones contra una empresa europea (el lunes se lanzó una investigación tributaria de la energética francesa Engie) cada vez cuesta más no llegar a la conclusión de que se está seleccionando a los gigantes estadounidenses. ¿Dónde está, por ejemplo, la acción contra Ikea, pese a las alegaciones de los contribuyentes de que trasiega con los beneficios con la misma agresividad que Amazon o Apple? Si tanto le preocupan los monopolios digitales, ¿por qué no investiga las regalías que paga Spotify a los artistas? ¿O eso no importa porque es sueca? Y lo más grave quizá de todo: ¿qué se está haciendo sobre Volkswagen, una empresa que ha participado en el peor caso de irregularidad empresarial de la última década? Lo último que se ha escuchado es que la UE estaba "valorando" si emprender acciones. Imagine que fuera un fabricante de coches estadounidense. Las multas la habrían quebrado a estas alturas. Sin embargo, como es alemana se libra con un tirón de orejas.

    ¿Qué pueden hacer las empresas estadounidenses si son víctimas sistemáticas de discriminación? Desde luego, pueden disparar cartas de enfado, como la del consejero delegado de Apple, Tim Cook. O contratar legiones de cabilderos, como han hecho Amazon y Alphabet en Bruselas. Pueden discutir con los políticos pero hasta ahora no les está llevando a ninguna parte. Al final, no tendrán más remedio que no priorizar a Europa, como mucho, y como poco empezar a marcharse. Desde luego, es un mercado grande, con más de 500 millones de clientes (aunque esa cifra bajará bastante cuando el Reino Unido se marche) pero si les esperan multas de 10.000 o 20.000 millones de dólares, van a tener que luchar contra medidas de ruptura y defenderse de multas y normativas, ¿vale la pena tanta molestia y gasto? Tarde o temprano, la respuesta será no.

    Europa será la gran perdedora. Una lección que puede aprenderse de la economía es que el proteccionismo, ya sea explícito u oculto, perjudica a todos pero sobre todo al país proteccionista. Las multinacionales de Estados Unidos han generado desde hace más de un siglo una ola tras otra de innovación y competencia. Si se las hostiga para que se vayan de la UE, Europa será quien salga perdiendo.