Firmas

El problema es el modelo de negocio



    Todas las previsiones apuntaban a que el sector bancario se vería perjudicado si Reino Unido votaba negativamente en el referéndum sobre la pertenencia a la Unión Europea. Como el movimiento de las cotizaciones de los bancos nos ha demostrado, la afirmación no era baladí, todo lo contrario. Juntamente con las aerolíneas y empresas muy ligadas al movimiento de personas como el turismo, la banca es, hoy por hoy, el sector que mayor impacto ha recibido, tanto en cotizaciones como en los diferenciales de títulos emitidos por los bancos.

    No debería extrañar la situación puesto que desde hace tiempo los bancos viven su particular infierno: restructuraciones, saneamientos, aumentos de capital regulatorio, falta de actividad económica, tipos de interés bajos, incertidumbre, irrupción de las fintech y segurtech. Podríamos decir sin rodeos que el modelo de negocio tradicional bancario ha entrado en barrena y hay que redefinirlo, incluso inventarlo. Lo fácil es decir que es necesario un mayor tamaño de la entidad para ganar mercados y sinergias, sin embargo esa afirmación no es realmente la solución sino una necesidad. En España tenemos ejemplos de bancos grandes, muy grandes; sin embargo el tamaño no avala la tranquilidad en estos momentos. Santander, BBVA y La Caixa tienen programado el cierre de oficinas, también la reducción de personal y, sin embargo, como decía, la rebaja de tamaño es una necesidad, no la solución. Estos bancos hacen lo que pueden controlando el gasto, sin embargo saben que el problema está en los ingresos y la falta de fuentes claras de los mismos. Una falta de resultados que además tiene que lidiar con el problema del incremento regulatorio.

    Los bancos, conforme a la normativa de Basilea III, tienen hoy un mayor volumen de capital, ya sea en acciones o títulos ?especiales? de renta fija y que son prácticamente acciones o similares. Sí, efectivamente, la banca en Europa, especialmente la española, es más segura, pero no más rentable. Digo la española pues en Europa no toda la banca tiene el nivel de saneamiento de nuestras entidades; el mejor ejemplo es Italia, que sigue sin sacar el ?banco malo? y que esperemos no nos de un susto con alguna entidad que tenga que ser intervenida, hecho que tendría un impacto considerable nuevamente en el sector y en el ánimo de los ciudadanos.

    Pero junto a ese incremento de recursos propios, durante la crisis, sus cuentas de resultados han tenido que hacer frente a la morosidad e insolvencia de la cartera crediticia. Cierto que la caída de tipos de interés en parte les ayudó a hacer frente al problema, pues ese derrumbe de los tipos de interés, provocado por las políticas ultralaxas de los bancos centrales, hizo que se disparasen las plusvalías de las carteras de deuda pública y renta fija, tanto las de negociación, como las de vencimiento. Sin embargo, una vez que ese movimiento está ya prácticamente agotado y se han realizado buena parte o incluso la totalidad de las plusvalías, los bancos tendrán que vivir de la generación de su negocio tradicional: la desintermediación de tipos y plazos. Aquí es donde nos encontramos con el gran escollo. Hoy los tipos de interés, como comentaba anteriormente, son muy bajos y con el Brexit incluso pueden ser menores; desde luego debemos prepararnos para un largo periodo de tipos bajos, algo que ya es un problema para la banca. La incertidumbre del Brexit muerde crecimiento económico y aumenta la incertidumbre; ante esta situación no es de extrañar que el Banco de Inglaterra haya ya anunciado la posibilidad de políticas todavía más acomodaticias. Hoy nadie contempla la subida de tipos en EEUU; esperemos que allí no se entre en recesión, pues la Fed no tiene herramientas para luchar. En el continente europeo no podemos descartar más medidas de Draghi, incluso una nueva rebaja de tipos, hasta que como en Japón sean negativos. El Banco Popular Chino anda también preocupado, en su caso: demanda interna, saneamiento financiero y paridad del yuan con el dólar. Por cierto, esto último, paridad yuan versus dólar, es otro de los efectos del Brexit del que poco se está hablando.

    Pero la situación económica no es solo preocupante por los tipos de interés bajos. El bajo crecimiento económico, así como la falta de productividad, ahuyenta o rebaja las necesidades de productividad. Convendrán conmigo que la combinación de bajos tipos y falta de demanda de crédito, razonablemente solvente claro, crean un cóctel explosivo. Esa combinación genera no tanto la posibilidad de pérdidas, sino crecimientos de beneficios a ritmos muy bajos, ritmos que no compensan la dilución de capital que ha traído Basilea III.

    Claro que siempre quedarán las comisiones, sin embargo esta vez la irrupción de fintech y segurtech, complican esta salida. La tecnología conlleva el abaratamiento de costes y, en el caso del que tratamos, lleva a un freno importante en el cobro de comisiones bancarias. Además de que iniciativas como las plataformas de crowlending o las soluciones e innovaciones de las segurtech restan potencial de negocio.

    Fusiones y reestructuraciones son necesarias, pero no es la solución. La elevación de las comisiones dulcifica el problema, pero es insuficiente. Por tanto, reconozcamos la situación: el problema es el modelo de negocio, el tipo de banca a hacer. Determinar la relación, el servicio y valor añadido que el banco va a otorgar a su cliente es la labor de consejos y direcciones de las entidades de crédito.