Firmas

Campaña infantil en una realidad paralela

  • Si el crecimiento de la deuda pública es ilimitado, los inversores huyen

Francisco de la Torre Díaz

Concluyendo esta campaña electoral, parece que el debate de propuestas no sólo ha sido infantil, sino que se ha desarrollado en una realidad paralela. Por supuesto, la España de junio de 2016 no es el país en el que todo funciona de maravilla que nos intenta vender la autocomplacencia del PP. Sin embargo, tampoco se puede negar que estamos mejor en muchos aspectos que en 2011, como sostienen machaconamente Podemos y el PSOE. En esto, seguramente tienen mucho más que ver el esfuerzo de los españoles y los vientos de cola externos, como el bajo precio del petróleo o la política monetaria del Banco Central Europeo que la gestión gubernamental, pero eso es otra historia.

Lo inquietante es que las diversas propuestas se sitúan en una realidad paralela que no existe. España ha tenido un déficit en 2015 del 5%, superior en más de 10.000 millones de euros al objetivo previsto. Lo peor es que en los cuatro primeros meses de 2016 hemos aumentado el déficit respecto de 2015. Si el déficit es superior al crecimiento, y no estamos creciendo, ni lo haremos al 5%, la deuda, como porcentaje del PIB, aumentará. Si el déficit no se reduce, sino que aumenta, entonces la deuda se dispara. Si el crecimiento de la deuda de un país es ilimitado, los inversores dejan de confiar y huyen. Para completar el cuadro, la recaudación en abril ha caído un 10% respecto del mismo mes del año anterior. Eso se debe, fundamentalmente, a la caída de tributación de las grandes empresas en el impuesto de sociedades un 62 %.

Ante esto el PP, en una realidad paralela, propone una rebaja de dos punto en el IRPF, con subida, además de mínimos exentos, que tiene un coste recaudatorio de más de 6.000 millones de euros. Por supuesto, en otro plano de la realidad, Rajoy le envía una carta a Juncker comprometiéndose a realizar ajustes, es decir, subidas de impuestos y recortes de gasto público, una vez pasado el engorroso trámite de las elecciones.

Podemos e Izquierda Unida, situados en una realidad paralela "socialdemócrata" proponen incrementar el gasto público en 60.000 millones de euros. Parte se financiaría con subidas de impuestos, pero "sólo a los ricos", otra parte con lucha contra el fraude, y el resto con déficit. Esto forma parte de un mundo irreal, porque con este planteamiento pretenden reducir el déficit, eso sí a ritmo de tortuga, para que alcance el 3% a final de legislatura. Por supuesto, si el gasto aumenta por encima de los ingresos, el déficit aumenta no disminuye. Que además, el programa real no sólo sean subidas de impuestos a los ricos, sino aumento de 12 céntimos por litro, un 11%, en el precio del gasóleo por subida fiscal, o eliminación de todas las deducciones en el IRPF, no es un detalle menor. Por supuesto, este programa pondría a España al borde del rescate en muy poco tiempo.

En Ciudadanos no tenemos la capacidad de bifurcarnos en varios planos de la realidad. En consecuencia, hemos adaptado nuestro programa, y especialmente nuestros números, a la realidad. En consecuencia, hemos priorizado el recorte en el gasto superfluo, las duplicidades y la transformación de organismos clientelares, como las diputaciones, para no tener que acometer otros recortes, que otros, si alcanzan el Gobierno tendrán que hacer. Además, tenemos un plan detallado y viable de lucha contra el fraude, no como Podemos, que no detalla o propone disparates, o el PP, que ignora el problema. Por último, para taponar la brecha del impuesto de sociedades, tenemos una propuesta detallada para tapar los agujeros del impuesto, por los que se escapa la recaudación proveniente de las grandes empresas.

En el aspecto puramente político también estamos en una realidad paralela, servida con argumentos infantiles. Así Rajoy llama a "concentrar el voto moderado para evitar que lleguen los malos". Los "malos" se defienden, y como señala Íñigo Errejón, dicen que los "malos" son los gobernantes, y no "la gente". Curiosamente, Rajoy y "los malos" se pusieron de acuerdo en no negociar con nadie y enviar a España a unas segundas elecciones. Ahora Rajoy señala que está dispuesto a enviar a España a unas terceras elecciones si no le hacen presidente. Seguramente, el presidente en funciones está dispuesto a que estemos votando indefinidamente hasta que un día lo reelijamos.

Seamos serios, en las circunscripciones más grandes, los electores podrán elegir a cualquiera de los cuatro grandes partidos, y su voto se reflejará en los escaños correspondientes. En muchas de las provincias más pequeñas, lo que está en juego es el último escaño. En diciembre de 2015, este escaño bailó entre Podemos y Ciudadanos. Para que el PP, o en algún caso, el PSOE, lo hubiesen podido obtener, hubiesen precisado un resultado espectacular, de los tiempos del bipartidismo. Eso era un tiempo pasado, y ahora es una realidad paralela: el PP no va a tener mayoría absoluta. Sea o no conveniente para los intereses personales de Rajoy, la alternativa al morado es naranja, no azul. Pero como siempre, los españoles son los que deciden, y desde luego, lo mínimo que se merecen es un Gobierno, un Gobierno sensato.