Firmas

Davos: la transformación de la energía

  • Apuesta por las renovables que serán la solución al cambio climático

Eduardo Olier

Mientras en España se sigue debatiendo la posible formación del nuevo Gobierno, nadie está atento a lo que sucede fuera y a los retos que la economía española tiene planteados, aunque el FMI haya venido como anillo al dedo para seguir en la inacción. Con las manifestaciones del FMI parece que lo que hay que hacer es no hacer nada; la economía española seguirá su ritmo alcista: un crecimiento del 2,7 este año y 2,3 el próximo. Poco importa si se dejan para los próximos meses o incluso para el próximo año las necesarias reformas que aún necesita la economía española. O si no se acometen en absoluto. Una economía que perderá la senda del ajuste del déficit, lo que se traducirá en mayores presiones de Bruselas y un aumento de la deuda pública, que veremos cómo supera definitivamente la barrera del cien por cien del PIB. Sólo mitigarán las deficiencias actuales los precios del petróleo, que seguirán manteniéndose bajos, a la vez que se desboca el populismo económico, que abogará por más gasto sin reformas.

Sin embargo, entre los urgentes asuntos que tiene por resolver España está el modelo energético. Resulta imperioso concienciarse de la necesidad de abordar un nuevo modelo energético que de fiabilidad a la seguridad de suministro. Un sistema energético hoy con un limitado 27% de autoabastecimiento gracias a las renovables. Con el añadido de la necesidad de invertir en nuevas infraestructuras que mitiguen el riesgo de interrupciones de servicio, a la vez que se aborde una inteligente diversificación de las actuales fuentes de suministro. Todo ello en un país como el nuestro que, por una mala política energética durante muchos años, se dotó de una sobrecapacidad de abastecimiento que supera el 45% de las necesidades actuales, con un alto coste del kilovatio/hora que perjudica nuestra competitividad.

Como decimos, mientras se trata de conformar un nuevo Gobierno que, según parece, atenderá más a intereses personales que a la búsqueda del bien común, estos asuntos, como otros que se podrían también resaltar, han salido de la agenda política, y no sabemos si serán apartados definitivamente creyendo que la máquina seguirá funcionando toda vez que se ha puesto en marcha. Sin embargo, fuera de nuestro país estos temas importan y están en la agenda de muchos Gobiernos. No en vano el Foro de Davos ha comenzado su andadura este año con una importante sesión sobre el problema de la transformación energética. Un panel de cuatro expertos, moderados por Daniel Yergin, vicepresidente de IHS, y autor del bestseller The Quest, abordaron este problema en una de las sesiones inaugurales del presente Foro de Davos. Ahí se dieron cita: Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, Hiroaki Nakanishi, presidente de Hitachi, Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía, y Eric Xin Luo, presidente de la empresa china Shunfeng International Clean Energy, demostrando la importancia que tiene este país asiático en el devenir económico y energético mundial.

Entre lo más importante de esta sesión se pueden destacar algunas consideraciones que deberían hacer reflexionar. Primero, el hecho de que la energía seguirá barata. Una circunstancia aparentemente positiva para los países dependientes del petróleo como el nuestro, pero muy negativa por los efectos que tiene sobre las economías emergentes que impactan a su vez en las economías desarrolladas. Ahí están las grandes empresas españolas viendo con temor cómo Brasil ya no es lo que fue en los pasados años. Bajos precios de los hidrocarburos que se juntan a un hecho que empeora la situación del sector petrolero, ya que las inversiones cayeron globalmente un 20% el pasado año y se espera que este sume un 16% adicional de caída, algo muy negativo y desconocido hasta ahora.

Segundo, la apuesta por las energías renovables, donde Iberdrola es el campeón mundial. Una apuesta que es la solución a los problemas del cambio climático, que tiene a su vez la contradicción de que el carbón siga siendo un combustible mucho más subvencionado que las tecnologías renovables, en concreto: cuatro veces más. Con la importancia que tienen las renovables como impulsoras de nuevas inversiones en las redes inteligentes de transporte de energía eléctrica. De ahí que el presidente de Iberdrola abogue por una mayor electrificación de la economía como medio de impulsarla y abrir nuevos canales de crecimiento. En tercer lugar, surge el tema de la energía nuclear, tan denostada por tantos sin conocer los avances que se han realizado en estas tecnologías, desconociendo que son las más eficientes, tanto desde la óptica de su rendimiento, como económicamente. Una circunstancia que está haciendo de China un país líder en tecnología nuclear, a la vez que Japón está inmerso en un programa de nuevas centrales de este tipo.

Ahora que se está en la senda de los pactos en el nuevo escenario político español, convendría empezar a tratar la urgente necesidad de un pacto nacional de la energía. Sería un buen comienzo para tratar de construir algo en común en lugar de deshacer lo hecho hasta ahora.