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Draghi, entre Yellen y Bernanke

  • Europa contempla expectante el desarrollo de los acontecimientos
Janet Yellen, presidenta de la Fed.


El año 2014 ha comenzado el primer día de febrero, fecha en que Janet Yellen ha tomado posesión como presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos. La fortaleza del empleo refuerza la recuperación del consumo familiar, base del 3,5% del crecimiento del PIB previsto para este año. Las dudas macroeconómicas se centran en cómo evolucionen los precios. Si es moderada, la Fed mantendrá su actual política monetaria, con la retirada paulatina de estímulos a la economía y tipos de interés próximos a 0%. El recorte de 10.000 millones de dólares USA deja en 65.000 millones la compra mensual de activos hipotecarios (30.000 millones de dólares). Estos importes, a juicio del banco central de EEUU, estabilizarán los tipos de interés a largo plazo, el crecimiento económico y la reducción progresiva del desempleo. Sólo cuando éste se sitúe, y mantenga algún tiempo, por debajo del 6,5%, la Fed se replantearía su política de impulso monetario por la vía cuantitativa iniciada en septiembre de 2012. No parece que Yellen vaya a modificar este esquema de actuación, salvo que la volatilidad generada en países emergentes complique la situación económica global.

Europa contempla expectante el desarrollo de los acontecimientos. La situación económica europea no es tan favorable como la norteamericana. El crecimiento del PIB previsto este año es del 1%, con riesgo de deflación. El BCE lleva tiempo rechazando los cantos de sirena, pues la frágil recuperación económica y el precario crecimiento no quiebra los elevados ratios de desempleo.

Bajo el aforismo "cuando se pierde el miedo a actuar, las cosas mejoran" extraído del discurso de toma de posesión del presidente Roosevelt hace ocho décadas, asumido y materializado por Mario Draghi, se ha diluido el pavor germano a una hipotética inflación derivada de bajadas de tipos e inyecciones de liquidez ejecutadas por el BCE en julio de 2012. La reciente medida del Gobierno de Angela Merkel de bajar la edad de jubilación a los 63 años se encuadra en la necesidad europea de mayor consumo alemán, sin miedo a desatar un proceso inflacionista en el continente. Draghi ve un amplio margen de actuación entre el 0,8% de inflación interanual de la eurozona el pasado diciembre y el objetivo de estar por debajo, pero cerca, del 2%. Podría haber llegado el momento de modificar el planteamiento "antes que de la recesión económica y sus consecuencias, el BCE de lo que se ocupa fundamentalmente es de evitar subidas de precios".

Alemania parece estar de acuerdo en que hay -y se debe- cambiar.

Papel protagonista

El análisis de la crisis iniciada en 2008 dejará para la Historia el papel protagonista de la política monetaria, por encima de una política fiscal obsesionada en reducir el endeudamiento y de la política cambiaria dada la relajación de los mercados de divisas. Ninguna crisis es idéntica a otra acontecida con anterioridad. La que todavía hoy padecemos, quién sabe hasta cuando, ha colocado en vanguardia a bancos centrales, autoridades monetarias y supervisores financieros, dadas las peculiares características de su origen y efectos financieros directos.

La actuación de los tres bancos centrales más importantes del mundo podría sintetizarse como de contagio positivo a través de políticas monetarias de bajos tipos de interés y el respaldo a los mercados financieros con dificultades. Hasta ahora, a diferencia de lo realizado por la Fed, el BCE se ha centrado en realizar subastas de liquidez LTRO, bajo el compromiso de recompra y abiertas a la devolución anticipada de capital. Este proceso orientado más a generar estabilidad financiera y menos a facilitar operaciones de crédito que "apalanquen" el crecimiento económico, debería acompañarse por otros que a través de la expansión de los créditos contribuyan a reducir el paro.

Las turbulencias cambiarias en los mercados emergentes, prólogo inesperado de la etapa Bernanke al frente de la Reserva Federal, pero consecuencia directa de su legado de reducción de estímulos monetarios, no van a conceder los "cien días de tranquilidad" que conlleva todo traspaso de poderes. Se ha extendido el temor al contagio, aunque no todos los países tengan los mismos síntomas. A la vista del incremento de los tipos de interés a largo del dólar, los capitales especulativos vuelven a territorio norteamericano. Desde su torre de marfil de Fráncfort, expectante, la incertidumbre es contemplada por Draghi, entre Yellen y Bernanke.

Javier de la Nava, profesor de Macroeconomía del CEF