Evasión

Ni Santorini ni Mykonos: el paraíso existe y se encuentra en esta pequeña isla griega con forma de animal y aguas cristalinas

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María León

Pese a que las redes sociales se hayan empeñado en mostrarnos aquellos paisajes típicos de Grecia, donde no faltan los balcones de un tono blanco impoluto de Santorini o el ambiente más animado de Mykonos, poca gente menciona la verdadera belleza que se encuentra justamente al otro lago, en el mar Jónico. Porque sí, si hablamos con propiedad y queremos referirnos a esos rincones únicos en el momento no es posible no mencionar Zakynthos, el reflejo del paraíso.

El paraíso terrenal de Grecia

Aunque algunos sigan afirmando eso de que "el paraíso no existe", yo no creo que sea de todo cierto, sobre todo si existen lugares en el mundo como este. Las similitudes son más que obvias, el cielo parece fundirse con ese color tan sutil de sus aguas cristalinas. Por no hablar de esa arena dorada y tan fina que casi parece una caricia. Aquí no hay filtros, ni los necesita, y sí, si a Grecia se la conoce por su tonalidad azul, será por algo.

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Para muchos, esta pequeña isla es un sueño con los ojos abiertos. Según el significado de su nombre, hay quienes apuestan que está ligado a la mitología griega, pues fue nombrada así en honor al hijo del rey Dárdano de Troya. Los lugareños se refieren a ella como Zante o Zacinto, y hay otros como los venecianos que prefieren llamarla la 'Flor de Levante'.

Por Zakynthos apenas parece haber pasado el tiempo, ya que su atmósfera no tiene nada que ver con otras islas más famosas y, por ende, más masificadas. Su esencia sigue intacta y el claro ejemplo es lo bien conservadas que están sus playas. Apenas hace falta echar un vistazo a la bahía de Navagio para darnos cuenta de que estamos ante una de las localizaciones más espectaculares del mundo. Y es que, más allá de lo evidente, la calma absoluta de sus aguas o los acantilados de roca que se alzan sobre ella, uno de los datos que más llama la atención es el barco varado que descansa sobre su arena dorada.

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Un pueblo repleto de encanto

Ahora bien, su preciosa capital también merece ser visitada. Para conocer realmente su historia debemos remontarnos a la época micénica, aunque no fue hasta la bizantina cuando comenzó a cobrar real importancia. Tras ello, en el siglo XIII fue conquistada por los venecianos, motivo por el cual siguen refiriéndose a ella como la 'Flor de Levante'.

Sus pequeñas casitas de colores ubicadas frente al mar parecen sacadas de alguna película o postal. Junto a ellas, uno de los mejores tesoros de su capital es la iglesia de San Dionisio, por lo que no puede faltar en una visita a la isla. Así que sí, este pequeño enclave no tiene nada que envidiarle a las famosas Santorini o Mykonos, es más, todo lo contrario.

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