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Cómo conservar la sandía cortada para que se mantenga fresca y sabrosa durante más tiempo

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Hablar de frutas del verano es hacerlo, por supuesto, de la sandía. Esta fruta de color rojo intenso y pepitas es una de las claras favoritas de la temporada, por lo que no sorprende a nadie que esté en la cocina de la gran mayoría de los hogares. Ahora bien, si alguna vez has cortado una sandía entera, entonces sabrás de primera mano la gran montaña de fruta que eso puede suponer. Ante esta situación, encontrar la forma correcta de almacenarla es una tarea clave para evitar que se eche a perder antes de tiempo.

Cómo almacenar una sandía cortada

Precisamente uno de los mayores impedimentos de esta fruta es su característica cáscara, que en más de una ocasión complica el proceso de comerla, sobre todo si no se tiene un buen manejo de los utensilios de cocina. Es por ello, por lo que muchos optan por cortarla entera para que esté lista para consumir.

Lo primero que debemos tener en cuenta para conservar correctamente nuestra fruta es que, en cuanto la desprendemos de su cáscara, le estamos quitando su barrera natural, por lo que cobra aún mas fuerza que la guardemos correctamente en casa. Ante ello, el frigorífico es el aliado perfecto, pues gracias a la diferencia de temperatura que hay, no se echa a perder tan rápido.

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Para mantener la sandía lo más fresca posible, lo mejor es transferir los trozos a un recipiente hermético o una bolsa con cierre zip y quitar el exceso de aire. No obstante, este método tiene también sus inconvenientes, como todo en la vida, y es que, puede que pierda cierta parte de su dulzor característico y textura crujiente. Por ello, lo mejor es no alargar el plazo más allá de cinco días.

¿Y en el congelador?

Aunque es cierto que podemos almacenar los trozos de sandía en el congelador, también es importante tener en cuenta que entonces el modo de consumir cambia. Después de este proceso, la textura de la sandía ya no es la misma, pues se ablanda al descongelarla.

Lo mejor ante estos casos es aprovechar la fruta congelada para preparar batidos u otros tipos de bebidas refrescantes para el verano.

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