Evasión
Seal celebra 35 años de carrera y reflexiona sobre su evolución artística: "Cada vez que canto, vuelvo a ser ese niño de 11 años que descubrió la magia de la música"
- El cantante británico alcanzó la fama mundial con éxitos como Crazy y Kiss from a Rose
- Películas argentinas de culto que no puedes dejar de descubrir (o revisitar): de la oscarizada 'El secreto de sus ojos' a 'Nueve Reinas' o la surrealista 'Relatos Salvajes'
Josefina Grosso
Hay artistas que convierten un escenario en un templo y Seal es uno de ellos. La noche de su concierto en Starlite Occident, el artista británico no sólo ofreció una lección magistral de voz, carisma y presencia escénica; también dejó entrever su alma. Tuve la suerte, en mi papel como periodista y presentadora del festival, de sentarme con él a charlar: una conversación que no dejó de sorprenderme desde el inicio.
Para mi sorpresa -porque no es algo que suela ocurrir-, el británico entró al set preguntando por mí y llamándome por mi nombre, un gesto que ya denotaba su extraordinaria forma de ser. Al sentarnos frente a frente lo primero que le pregunto es cómo se siente tras deleitarnos con un show semejante, y su respuesta no fue sencilla: "Cada día que me despierto, me pellizco. Me siento muy afortunado de haber tenido, y de seguir teniendo, esta vida en la música durante 35 años. Es una locura". Seal en las distancias cortas impone de todas las maneras posibles. Es apuesto, altísimo, cercano, y dueño de una elocuencia que sorprende y maravilla a partes iguales.
"Cuando vienes a lugares como este… y ves a todas estas personas increíbles… pienso que la vida es bella y yo muy afortunado", confesaba aún con la emoción a flor de piel tras el concierto. "Hubo un momento esta noche donde pensé: si tuviera un deseo, sería que las personas pudieran estar dentro de mi cabeza por solo cinco segundos, para que pudieran ver con mis ojos lo que veo y así tal vez se darían cuenta de lo hermosas que son", manifestó.
Para Seal, la música es un puente. Pero no es solo un puente hacia el otro: es también un espejo donde se ve a sí mismo reflejado, como cuando era aquel niño tímido al que un maestro empujó a cantar en público por primera vez. "Tenía once años. Era muy malo en la escuela. Académicamente, terrible. Pero había un profesor al que idolatraba. Un día me hizo cantar 'I Can See Clearly Now 'delante de todos los padres y maestros. Mis padres estaban en el público. Nunca antes me habían oído cantar. Nunca cantaba en casa. Y cuando terminé, todos aplaudieron. Ahí fue cuando vi por primera vez el efecto que esta magia tiene sobre la gente", señaló.
Esa revelación temprana cambiaría su destino. Lo que nació como un acto de valentía se convirtió, con los años, en una carrera brillante que cumple ya 35 años. Y sin embargo, sigue sin darla por sentada… "No es falsa modestia. Creo que soy un cantante decente. Pero conozco muchos grandes cantantes. Donde crecí, todo el mundo canta. Muchos mejor que yo. No sé qué pasó. Es una combinación de cosas… suerte, lucha, destino. Pero cada día que despierto, me digo: 'No puedo creer que hago esto para ganarme la vida. Es una locura'".
Y en Marbella, frente a al mágico auditorio de la Cantera de Nagüeles entregado, volvió a sentirlo. Como si fuera la primera vez. "Cuando hay una conexión, la canción cobra sentido. No antes, ni después. Solo en ese momento. Es alquimia. Significa alegría, amor, paz… todo lo que es hermoso en la vida". Aunque el público acude a verle cantar, Seal tiene claro que no es solo por las canciones. "Si fuera solo por la música, podrían quedarse en casa escuchándola en Spotify. Pero vienen por la conexión. Eso es lo más esencial. Quieren sentir algo. Quieren conectar", confesó.
Y esa conexión no solo se da con el público. También con el lugar. De Starlite, destaca el sonido "espectacular" y la dedicación de quienes hacen posible la experiencia. "Desde que hice la prueba de sonido esta tarde, supe que sería un show especial. Todo sonaba tan claro. Puedes ver que las personas que trabajan aquí tienen orgullo por lo que hacen. Hacen todo lo posible para que el artista dé lo mejor de sí", reveló.
Durante la charla también hablé con él del paso del tiempo. ¿Se siente distinto sobre el escenario ahora que cuando empezó? "Lo que cambia con los años no es la energía, sino la perspectiva. Antes tenía algo que demostrar. Ahora tengo algo que compartir. Cantar no se trata de perfección, se trata de verdad. A veces la voz tiembla, a veces una nota no sale como la planeaste, pero si está cargada de emoción… entonces es real. Y eso es lo que la gente recuerda", aseguró.
Antes de terminar, le pregunto si piensa en el legado que quiere dejar. "No me importa si la gente recuerda mi nombre dentro de cien años. Lo que quiero es que, por un instante, alguien escuche una canción mía y sienta que no está solo. Que alguien, en algún momento se haya sentido comprendido. Ese es el verdadero legado", afirmó.
A sus 61 años, Seal sigue interpretando cada canción como si fuera la última, con la misma entrega que aquel niño de once años que se enfrentó temblando a un micrófono por primera vez. Pero ahora lo hace con la certeza de que su voz puede sanar, acompañar y emocionar a quienes, desde el otro lado del escenario, aún creen en la magia.