Evasión

Entre montañas y barrancos: el pueblo blanco más bonito de la Costa Tropical es prácticamente un desconocido

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Víctor Ruiz

La Costa Tropical puede que no tenga las playas más populares, pero su calidad llega al mismo nivel que el de las más famosas (además de que suelen estar menos masificadas). Vélez de Benaudalla es sin duda uno de los mejores ejemplos de estos pueblos blancos que han escapado del ojo del turista. Encajado entre montañas y barrancos, este rincón de Granada es especial por su ubicación.

Se encuentra a medio camino entre la costa y las cumbres de Sierra Nevada, pero que no te engañe que no esté en la misma costa porque sí que forma parte de la Costa Tropical, que incluye tanto a municipios de costeros como otros de interior.

El origen de esta localidad se remonta a la época árabe, prueba de ello es su castillo árabe. Durante la época del Reino de Granada formó parte de la taha de la Alpujarra. Sin embargo, su fortaleza no es lo único que conserva de este periodo. El trazado urbano y la compleja red de acequias que traen agua de los manantiales de Sierra Nevada siguen en funcionamiento a día de hoy.

Los símbolos de Vélez de Benaudalla

El Jardín Nazarí, que se considera como una joya andalusí de la región, es uno de los pocos de este estilo que se conservan fuera de la Alhambra. Este lugar, nacido para ser un espacio de recreo en una casa morisca, se puede visitar como una experiencia única con un jardín cerrado, estanques y árboles frutales.

Perdiéndose por sus calles el castillo medieval, a lo alto de la colina del pueblo, corona todo el paisaje. Fue una antigua fortaleza nazarí que formó parte del sistema defensivo que había en la zona. Lamentablemente poco más que trazos de la muralla y algunas torres se conserva de lo que fue una auténtica fortaleza con vistas al valle del Guadalfeo.

Más allá de Vélez de Benaudalla

El entorno es otro de sus atractivos con una espectacular garganta excavada por el río. El Tajo de los Vados es el elemento natural que más llama la atención de todos los amantes de la montaña que prefieren pasear en verano. Con estas rutas se entra de lleno en un paisaje abrupto con paredes que alcanzan los 100 metros de altura.

Allá donde mires se podrá admirar de un paisaje que mezcla la huerta más tradicional granadina con barrancos y sierras.

Para aquellas personas que prefieran un baño en la costa, el mar está a poco más de 15 minutos en coche. Si se organiza bien el viaje podrás disfrutar de un pueblo tranquilo y bonito para descansar y las playas de Motril para refrescarte.