Evasión

Ni ajo ni azúcar: el sencillo truco de Navarra para preparar los pimientos del piquillo más deliciosos

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Víctor Ruiz

La gastronomía española destaca en todo el mundo por su gran variedad de platos. En cada una de sus regiones hay recetas tan míticas como los mejillones a la gallega, la paella valenciana o la tortilla española. Sin embargo, hay otros productos, perfectos para los meses de calor, que también destacan por su gran sabor y ser muy sanos.

En cuanto a los pimientos del piquillo hay que diferenciar dos variantes: los de Lodosa con Denominación de Origen Protegida y los importados de China y Perú.

Los primeros se cultivan en Navarra y tienen un sabor dulce, un poco afrutado y textura firme pero melosa. Esto se consigue gracias a su tradicional asado y pelado manual. Se pueden encontrar en algunos supermercados con una mayor variedad de productos y su precio suele ser algo elevado.

Los importados son más económicos y de este tipo se pueden encontrar casi en cualquier supermercado. Sin embargo, la diferencia tanto del sabor como de la textura no tiene nada que ver una con la otra.

En este segundo caso el pelado de los pimientos del piquillo se da a fuerza de realizar lavados con agua, algo que afecta a su sabor. Su textura puede verse también afectada al ser algo más blando o fibrosos, lo que hace que no sean lo suficientemente resistentes para determinados platos.

El truco para potenciar el sabor de los pimientos del piquillo

Hay un truco sencillo de Navarra que se emplea para potenciar tanto su sabor como su textura y, aunque no termine de quedar tan bien si no es DOP, querrás hacerlo una y otra vez para solucionar una comida rápida.

Ingredientes

  • 1 tarro de pimientos del piquillo
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal
  • Unas gotas de vinagre de Jerez o un chorrito de brandy para flambear

Lo primero que se debe hacer es preparar los pimientos. Sácalos del bote, escurre y secalos con un poco de papel de cocina para eliminar el exceso de líquido de la conserva.

Ve preparando una sartén generosa de aceite de oliva, con que se ponga lo justo para cubrir el fondo bastará. Coloca ahora los pimientos sin que se amontonen a fuego lento (si tienes muchos hazlos en varias tandas)

Ahora es cuestión de paciencia. Deja que se confiten muy lentamente durante unos 30 minutos. La intención es que no se frían ni se doren, solo que suden bien en su propio jugo y se caramelicen con sus azúcares naturales.

Ve controlando la cocción y si en algún momento se empiezan a secar se puede añadir un par de cucharadas de agua.

El toque final es opcional, pero es lo que marca la diferencia. Aquí puedes añadir unas gotitas de vinagre de Jerez para dejar que se evapore o, con muchísimo cuidado, flambearlos con un chorro de brandy al final de la cocción.

Deja que reposen y ya tienes un plato increíble, aunque si se quiere dar un sabor más especial con ellos se puede preparar una cena tan fácil e improvisada como una ensalada de pimientos y bonito.