Crítica de 'La Canción' (Movistar Plus+): la operación política de Franco para lavar su imagen con un antojo pop, ganar Eurovisión con Massiel
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David Saiz
Franco se emperró en ganar Eurovisión para dar una pátina de modernez a una dictadura que daba tumbos a finales de los sesenta. Quería, de forma desesperada y algo patética, hacer visible en Europa esa España gris a la que nuestros vecinos seguían dando la espalda. Al caudillo se le antojó utilizar el festival como vehículo propagandístico del régimen para lavar su imagen y puso a trabajar la maquinaria estatal para conseguir la primera victoria en ese certamen que se veía -muchos lo siguen haciendo, por desgracia- como algo frívolo, poca cosa al lado de las Copas de Europa del Real Madrid.
Los fontaneros y burócratas se pringaron para hacer realidad el capricho de Franco. Sus deseos eran órdenes y comenzó una carrera por elegir la mejor canción, seleccionar el intérprete adecuado y tejer una campaña diplomática a nivel europeo para que los jurados de otros países se convencieran de que, esta vez sí, España merecía la victoria.
Es un capítulo único de nuestra historia geopolítica y pop que Movistar Plus+ ha sabido contar de forma muy entretenida, ligeramente cómica y con un punto de emoción en La Canción, la miniserie que la plataforma de Telefónica estrena este jueves, 8 de mayo (tres capítulos colgados a la vez).
La ficción -produce Buendía Estudios y está creada por Pepe Coira y Fran Araújo, responsables de la fantástica Hierro y también Rapa- cuenta el empeño por triunfar en un festival que se nos atravesó durante años, igual que ocurre ahora, porque llevamos casi 60 de sequía. Sin embargo, no es ajena a la situación que vivía España en esos momentos, cuando una dictadura ya muy fatigada suplicaba que Europa le hiciera casito mientras las revueltas estudiantiles hacían lo que podían para que nuestro país saliese del blanco y negro y alcanzara esa imagen moderna que, precisamente, era la que proyectaba Massiel.
En La Canción se preguntan qué hay que hacer para ganar Eurovisión, lo mismo que deben de estar pensando en TVE desde hace tiempo, y llegan a la conclusión que hay que dar lo contrario que se espera de nosotros. Eligen una composición del Dúo dinámico con estribillo sin carga política, pegadizo, moderno e internacional. ¿Qué país no sabe tararear un La La La? Es como pronunciar SloMo Mo Mo…
Massiel se negó a que Franco la usara como instrumento propagandístico
El protagonista es Patrick Criado, que interpreta a un directivo de televisión de segundo nivel que ve en Eurovisión su pasaporte para medrar en el sistema del enchufe franquista. En él y en el prestigioso realizador de la época Artur Kaps (Àlex Brendemühl) recae la presión de elegir al cantante para representar a España.
Primero escogieron a Joan Manuel Serrat (Marcel Borràs), pero renunció porque se empeñó en cantar La La La en catalán tras sufrir algunas presiones políticas. Carolina Yuste interpreta a Massiel, el recurso de última hora al que se agarró TVE para que se hiciera cargo de la canción en diez días. Y vaya si lo hizo. Ganó, pero a Franco el tiro le salió por la culata, porque en ese intento de presumir de victoria en el festival, la cantante se negó a convertirse en un instrumento del régimen. Genio y figura la Tanqueta de Leganitos.
La Canción, que se estrena una semana antes de que se celebre Eurovisión 2025, explica el proceso de esos meses vibrantes en los que se fraguó el primer triunfo de España en el festival (ganamos a Reino Unido en casa), pero también es el retrato de una dictadura en tiempo de descuento que deambulaba mientras intentaba sostenerse sobre un sistema que no daba más de sí.