Hablamos con Gema R. Neira, la creadora de 'Manual para señoritas', el último éxito español de Netflix: "Cada vez es más difícil diferenciarse"
- Su nombre también está detrás de 'Fariña', 'Velvet', 'El caso Asunta' o 'La Favorita'
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David Saiz
Gema R. Neira quedó fascinada por Dawson Crece cuando era una adolescente, admira el trabajo de Amy Sherman-Palladino (La maravillosa señora Maisel) y sigue con devoción Hacks. Todos son títulos reconocibles para el público seriéfilo, pero su nombre también lo es. Aparece como firma en la cabecera de algunos de los últimos éxitos de la ficción española, casi siempre acompañando al de Ramón Campos, jefe de Bambú Producciones. Gema R. Neira ha estado detrás de detrás de Las chicas del cable, Fariña, El caso Asunta o Velvet. Ahora acaba de estrenar Manual para señoritas (Netflix), una comedia romántica con Nadia de Santiago en el papel de dama de compañía -una carabina de toda la vida- con Álvaro Mel de coprotagonista.
¿Os esperabais la buena acogida de 'Manual para señoritas'?
Nunca nos esperamos nada porque el audiovisual es muy complicado y depende de muchos factores. Lo único que podemos hacer es trabajar bien, con cariño, y que luego el público lo aprecie.
Hace dos años que empezamos a escribir Manual para señoritas. Pasa mucho tiempo hasta que ese proyecto lo compartes con el público. Es un proceso muy largo y te la juegas todo en muy poco tiempo. En un mes se decide si tu trabajo de los dos últimos años sigue adelante o no.
¿La idea surge de vosotros o es una serie de encargo de Netflix?
Era una idea nuestra. Documentándonos para otro proyecto de época, nos encontramos con la figura de la carabina y nos pareció un personaje genial para ponerlo en el centro de una historia romántica, porque siempre es el que mira y nunca es el protagonista. Ese cambio de punto de vista nos pareció interesante. A Netflix le gustó la idea.
¿Todos somos un poco carabinas?
Claro, la carabina es la espectadora del siglo XIX, como cuando nosotros vemos una historia romántica. Ese personaje nos representa a todos y ahora es la protagonista de la historia.
¿Es más fácil triunfar con una serie romántica?
No. Está claro que el amor interesa a todo el mundo y todos sufrimos cuando nos desenamoramos. Eso es internacional, pero hay más temas que lo son. Todas nuestras preocupaciones son internacionales. Ahora mismo nos movemos en un mercado internacional muy complejo y grande, por eso es complicado destacar. El mercado tiene mucha producción y lo difícil es diferenciarse. A veces es complicado que la gente se entere de que existes.
¿Cómo lo consigues?
Con buenas campañas de publicidad e intentando añadir elementos diferentes a los proyectos. Dar un plus que te diferencie en la propia narrativa.
¿Ambientar las historias en otra época os da más libertad creativa?
Una de las ventajas es el disfrute de poder elegir esos espacios que rodean a la historia que cuentas. Tienes la posibilidad de generar tu propio mundo y eso es muy rico como creador: elegir el vestuario, los decorados, la paleta de color... Y en cuanto a las historias de amor, la época te permite dar más épica a las cosas, porque en la actualidad hay muy pocos impedimentos para las historias de amor. Antes, por ejemplo, las mujeres estaban más encerradas, no podían tomar sus propias decisiones, existían los amores prohibidos, etc.
¿La época os da la oportunidad de hacer historias bonitas visualmente?
Intentamos cuidar mucho la producción y ponemos mucho énfasis en la parte estética, porque los espectadores lo aprecian mucho.
¿Te molesta que se comparen Manuela para señoritas con Los Bridgerton?
Llevamos muchos años trabajando en esto y ya hemos entendido ese código de que te comparen con algo. Entiendo que siempre se buscan referencias para decir al espectador que una serie te puede gustar si has seguido otra. Los Bridgerton es una serie grandísima, nosotros somos más pequeños, y nuestras aspiraciones son diferentes. En lo que se parecen es en que son dos series de época que tienen la aspiración de conectar con la gente de hoy y contarla de una forma moderna. Aspirar a ser Los Bridgerton es una cosa absurda.
¿Crees que las plataformas apuestan ahora por series más generalistas que antes?
Nosotros empezamos a trabajar en plataformas con Las chicas del cable, que fue la primera serie española de Netflix. Tiene sentido, porque no había que llamar la atención a la gente que conocía Netflix, sino a los que todavía no lo habían hecho. Y una plataforma tiene que llegar a todo el mundo. Es una forma de decir: 'Si lo que has visto en abierto te ha gustado, nosotros también te lo damos'. Netflix es una plataforma para todo el mundo y también quiere al público del abierto.
Bambú acaba de entrar en Mediaset con La Favorita...
Sí, ha sido increíble porque era la primera vez y ha sido una oportunidad fantástica. Nos gustan las primeras veces, porque supone un reto, y abrir mercado siempre es algo positivo. Estamos felices.
¿Ellos también?
Yo creo que sí y lo han demostrado con el apoyo que han dado a la serie. Han hecho una campaña muy buena.
¿Cuántos proyectos tienes guardados esperando que alguna cadena te lo compre? ¿Alguno especial?
Sí, tenemos varios. Pero nosotros confiamos en que las cosas interesantes acaban viendo la luz. Nosotros llevábamos años queriendo hacer un proyecto sobre narcotráfico en Galicia y, de repente, todo se alineó para poder hacer Fariña. A veces queremos hacer cosas demasiado adelantadas y hay miedo o no es el momento, pero nosotros siempre lo intentamos a la espera de que se abra el hueco.
¿Y dependéis de las modas?
Sí, o de lo que una cadena haya producido ese año. Igual propones un thriller a una cadena pero ya tienen dos, y no es el momento. Eso nos ha pasado con algún true crime que nos han dicho que ya tenían otros. Vale, pues vuelvo el año que viene (risas).