Evasión

La limonada tiene una gran virtud pero un efecto a tener en cuenta en tu riñón: receta y advertencias

La limonada promete energía, depuración y mejor digestión pero...

Sara Tejada

Ahora que por fin el calor se supone que va a regresar conviene recordar que el agua con limón puede ayudarte, pero sin milagros. Es una aliada no un nutriente salvador. Ya es una escena habitual: un vaso de agua con limón sobre la mesa del desayuno, junto al café o las tostadas. Esta sencilla bebida, con fama de ser milagrosa, se ha convertido en el primer sorbo del día para muchas personas. Promete energía, depuración, mejor digestión… Pero como todo en la vida, no es oro todo lo que reluce.

Detrás de su frescura y su sabor ácido, la limonada —bien preparada— sí puede ofrecer beneficios reales para la salud. El truco está en el ácido cítrico presente en el limón. Una vez metabolizado, este se transforma en citrato, una sustancia que puede ayudar a prevenir la formación de cálculos renales al evitar que el calcio se combine con el oxalato, uno de los componentes más habituales de las piedras en el riñón. Además, hay un factor importante que no se puede ignorar: el simple hecho de añadir limón al agua hace que muchas personas aumenten su consumo de líquidos. Y una mejor hidratación es uno de los pilares más eficaces para cuidar los riñones. Según algunos estudios, por cada vaso de agua adicional que se bebe al día, el riesgo de desarrollar cálculos renales puede disminuir hasta en un 13%.

Cómo preparar una limonada perfecta

La receta ideal para aprovechar todos sus beneficios es muy simple:

• El zumo de medio limón fresco

• Un vaso de agua tibia o del tiempo (evita el agua muy fría)

• Opcional: una pizca de jengibre rallado o unas hojas de menta para potenciar su efecto digestivo y su sabor. Basta con exprimir el limón y mezclar bien. Se recomienda tomarla en ayunas para estimular el sistema digestivo, aunque también es buena acompañante a lo largo del día.

Pero… cuidado con el efecto perverso

Ahora viene el matiz importante. Esta bebida, aunque natural y saludable en general, no está exenta de efectos secundarios si se consume en exceso o de forma incorrecta. El más habitual es el desgaste del esmalte dental. El ácido del limón, si se toma directamente o con mucha frecuencia, puede erosionar los dientes con el tiempo. Por eso, se aconseja beberlo con pajita o enjuagarse la boca después. Además, aunque se le atribuyen propiedades "desintoxicantes", no hay evidencia científica sólida que respalde que cambie el pH del cuerpo o que "limpie" el organismo por sí solo.