Al compás de la artista Maruja Mallo: el Centro Botín de Santander acoge a la Sinsombrero figura clave del surrealismo

Entramos en el Centro Botín, en Santander, que inaugura la exposición Maruja Mallo: máscara y compás. Una colección de pinturas y dibujos de una de las máximas figuras del surrealismo de la Generación del 27 e integrante del grupo femenino Las Sinsombrero. En la imagen superior, Maruja Mallo en su estudio, Madrid 1936. Casa Moreno. Colección Archivo Lafuente. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía © Maruja Mallo, VEGAP, Santander, 2024.

Rafael Alberti, Salvador Dalí, Federico García Lorca, Luis Buñuel, Rosa Chacel y María Zambrano fueron compañeros de generación de Maruja Mallo (Viveiro, Lugo, 1902 – Madrid, 1995). Una mujer que atravesó los límites de la realidad para zambullirse en el surrealismo. Conjugó lo popular y lo vanguardista, y se involucró en la política social junto al grupo activista de las Sinsombrero. En el Madrid de 1920 unas mujeres se levantaron para reivindicar a artistas y pensadoras de la época. Fueron testigos de los cambios sociopolíticos del siglo XX español. El nombre, tan evocador, se debe, según refirió Maruja Mallo, a una acción rebelde ante las imposiciones burguesas de su tiempo: pasear sin sombrero por la madrileña Puerta del Sol. Junto a Mallo, pasearon por aquel Madrid Teresa León, Concha Méndez, María Zambrano y Rosa Chacel.

En Santander, el Centro Botín, rinde homenaje a la figura de la artista gallega a través de la exposición Máscara y compás. Pinturas y dibujos de 1924 a 1982. Un recorrido a lo largo de su carrera: desde el realismo mágico de sus primeros años hasta las configuraciones geométricas y fantásticas de sus últimas obras. Comenzó su trayectoria en los años de crisis económica previos de la Guerra. Un tiempo en el que las artistas configuraron su imagen de mujeres modernas y profesionales. Mallo llevó a la mujer a protagonizar sus cuadros, generó una nueva visión femenina del mundo y se anticipó a las corrientes feministas posteriores. Bebió del cine, la música y el teatro. También miró a lo popular, lo rural y lo del pueblo y recreó en su exilio americano paisajes exuberantes.

París, Picasso y Miró

La exposición, por orden cronológico, arranca en Madrid, en Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Fue la primera mujer que ingresó en esta institución para formarse. La muestra continúa con la serie Las verbenas (1927-1928), que la conectan con la Generación del 27, la vanguardia y arte popular. Se trata, además, de la primera vez que se pueden contemplar reunidas las cinco verbenas desde que se expusieron en la Revista de Occidente, en 1928. Seguimos por Cloacas y campanarios (1930-1932); y Arquitecturas minerales y vegetales (1933). En París, en 1932, la artista estudió escenografía y teatro. Y allí conoció a Picasso y a Miró. De los años 40 es Las Naturalezas vivas, que recuerdan a sugerentes figuras femeninas a través de composiciones con conchas y flores como una metáfora del cuerpo humano. Durante su exilio en Buenos Aires y en sus viajes por el Pacífico, Uruguay y Brasil, Mallo conoce paisajes que le fascinan por su diversidad, variedad de culturas, tradiciones y expresiones artísticas.

Comisariada por Patricia Molins, del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, esta exposición cuenta con obras procedentes del Art Institute of Chicago; el Centre Georges Pompidou, en París; el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo, en Uruguay; entre otros. También, de colecciones particulares. Además, se presenta una publicación que incide en los aspectos telúricos y teatrales de la artista. El catálogo incluye una biografía de Mallo escrita por Juan Pérez de Ayala, uno de los principales estudiosos de su obra. En Centro Botín. Plaza Emilio Botín, Paseo de Pereda, s/n. Santander. Del 12 de abril al 14 de septiembre.