La manía de decir que en 'The White Lotus' (Max) no pasa nada, cuando en realidad ocurre de todo: siéntate, disfruta y espera a que todo estalle
- La tercera temporada es tan efectiva como las anteriores, aunque no esté Jennifer Coolidge
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David Saiz
Los espectadores de The White Lotus se dividen en dos grupos: los que creen que en la tercera temporada no pasa nada y los que pensamos que los nuevos capítulos son tan buenos como los anteriores, porque funcionan como el fuego que calienta una estupenda olla a presión que estallará el día 7 de abril, el día que Max cuelgue el noveno y último capítulo de una de las series más brillantes que tiene en su catálogo.
Si ya es difícil hacer una serie de éxito, más complicado es conseguir una tercera temporada que esté a la altura y mantenga el nivel conseguido anteriormente, sobre todo si has prescindido de la actriz más carismática de la serie. Jennifer Coolidge, que fue el hilo que unió la primera temporada, rodada en Hawaii, y la segunda, grabada en Italia, ya no está. Y no podemos decir que no se la echa de menos, porque su presencia sería bienvenida siempre y de cualquier forma, pero es verdad que el resultado es igual de bueno sin ella.
Mike White, el creador de la serie, ha llevado la acción al exclusivo resort de Four Seasons Resort Koh Samui, en Tailandia, y ha tenido la habilidad de volver a trazar otros personajes geniales, bien perfilados y efectivos desde el primer minuto. Porque lo interesante de The White Lotus es el fascinante diseño de esa tropa de ricos insoportables que viven en un divertido contexto de intriga y tensión cómica. Un grupo de hombres, mujeres y niñatos llenos de matices y secretos, tan odiosos como adictivos. Son los ingredientes de esa bomba de relojería que todos sabemos que va a hacer que todo salte por los aires.
Pocas series saben dibujar tan rápido las aristas de los personajes, los puntos flacos de cada uno de ellos, la toxicidad de sus relaciones y la falsedad de sus intereses. Tres besties que en realidad no se soportan, una familia resquebrajada con una peculiar relación entre hermanos, una pizpireta joven con su sugar daddy, una dueña del hotel con demasiadas secretos, un personaje perseguido por el pasado... Todo eso queda claro desde el primer capítulo y no hay nada peor que escuchar estos días a quienes dicen que en The White Lotus no pasa nada, porque, en realidad, está ocurriendo de todo desde el primer minuto de la temporada. Lo único que hay que hacer es sentarse, disfrutar, bichear como si fueras un huésped más y esperar hasta que, como en el famoso meme, todo arda.