Evasión

Li-Onna nos lleva de viaje al país del Sol Naciente con su alta cocina japonesa: llegan las veladas de vinilo (esa maravilla)

Restaurante Li-Onna Madrid

Ana Gómez Viñas

Li-Onna inaugura Vinyl Omakase, sus veladas vintage que fusionan gastronomía con música. Nos da la bienvenida en el número 1 de la madrileña calle Recoletos una selección de hits de los años 70, 80 y 90. El diseño de Lázaro Rosa-Violán nos lleva de viaje por el mundo, hasta el lejano Oriente. La barra, corazón de la sala, emerge en madera en línea visual con el suelo. Un ambiente sofisticado y de vanguardia nos invita a disfrutar. Entramos en Li-Onna y descubrimos (¡oh!) el comedor en rojo intenso, color del Sol Naciente, con una cuidada selección de estampados textiles que nos sitúan en un escenario cinematográfico. Empezamos.

Suenan Shakatak (Down on the street) y Claudio Simonett. (I love piano). Entre vinilo y vinilo, probamos el menú degustación. Para abrir boca, khusiage de queso gouda con un crujiente en su perfectísimo punto y una salsa tártara ligeramente picante. Pasamos al trío de pescados, que llegan sobre una cama de arroz crispy en boca. Atún, salmón y hamachi (pez limón) van cortados con mimo en esta trilogía de sabores regada de un ligero cilantro de toque mexicano. Maridamos con los cócteles artesanos y de autor Gin & Lychee, con Umeshu y ginger-ale; y Berry vibes, con ginebra, rosado, frambuesa y pomelo. Al aroma de la hierbabuena fresca, nos lanzamos a los tacos de bacalao (bocado estelar). Tajadas blancas y cremosas de pescado, acompañadas por miso dulce, alioli, yuzu, cebollino y cilantro, que enrollamos en hoja fresca de lechuga Boston. Un mix sorprendente de colores, de texturas y también de temperaturas que coronamos con el gogo roll de o-toro, corte preciso de la ventresca de atún, con espárrago, aguacate, queso crema, soja dulce y una lluvia de crujiente de tempura. Maridamos con el ritual del sake japonés Cowboy Yamahi.

Trío de pescados sobre una cama de arroz crispy

Vajilla de piezas escultóricas

Todo va al detalle, al milímetro. Gallo nos muestra el wasabi fresco sobre una tablita: "Antiguamente era de piel de tiburón. Aquí se rallaba (el wasabi), en el sentido contrario a las agujas del reloj", nos cuenta. Imposible no referenciar la vajilla, una selección de platos escultóricos diseñados en Japón. Nos comenta el gerente de Li-Onna, Ferran Pallares, que las veladas de los Vinyl Omakaselos de los miércoles están "al 100% de ocupación; y de jueves a sábado, estilo house".

La tarta de Ube, suave y sedosa, es una perfecta armonía de colores

De la selección de postres, tarta de ube, chunky monkey (dulce de leche y plátano flambeado); miso sticky toffee (bizcocho de dátil, mantequilla escocesa de miso y helado de vainilla); y la terrina de chocolate amargo), nos quedamos con la primera opción. La tarta de Ube, suave y sedosa, es una perfecta armonía de colores entre el púrpura violáceo del tubérculo y el blanco blanquísimo del yogurt griego y el queso crema. En este equilibrio, la intensidad del crumble de almendra.