Evasión

El Tate Modern de Londres explica el secreto del cuadro "Untitled (London Bridge)" de Kerry James Marshall y otras obras de arte que puedes visitar

Persona mirando un cuadro | Fuente: Istock

María León

Existe una diferencia fundamental entre ver y observar. Mientras que ver es quedarse con lo superficial de las cosas, observar es tomar consciencia y va ligado al pensamiento. Del mismo modo, ocurre con una obra de arte. No es lo mismo pasear por el museo y apenas detenerse unos segundos frente a él, que tomarse su tiempo para admirar lo que realmente cuenta ese cuadro o escultura. ¿Qué nos quiere decir? ¿A qué reflexión nos quiere llevar el artista? ¿Qué nos hace sentir?

Para el Tate Modern de Londres hay que "mirar lentamente" si realmente se quiere conocer una obra de arte y establecer una conexión más personal con ella a través de tus propios descubrimientos.

Untitled (London Bridge) de Kerry James Marshall

Con cuadros como estos queda más que clara la teoría anteriormente explicada. ¿Te imaginas pararte delante de una obra de tales dimensiones y tan solo dedicarle cinco segundos? Es misión imposible.

Igual consigues observar las palomas que se encuentran en la esquina inferior izquierda, el autobús rojo y los dos perros que pasean alegremente. Ahora, si te fijas un poco más, te darías cuenta que en realidad son tres y que, al contrario de lo que dar a entender el título del cuadro, realmente el London Bridge de Marshall se encuentra en el Lago Havusu de Arizona. ¿Qué cómo lo sabemos? Sigue mirando detenidamente y lo averiguarás.

Untitled (London Bridge) de Kerry James Marshall | Fuente: Tate Modern

Islas amarillas de Jackson Pollock

La cuestión se complica cuando hay que intentar entender qué es lo que nos cuenta o nos hace sentir un cuadro abstracto. En el Tate Modern de Londres podemos admirar la obra de Jackson Pollock, en concreto, las Islas Amarillas.

Podrías detenerte frente a este cuadro durante segundos, minutos y horas que, como estés buscando ver algo en concreto, va a ser imposible. La cuestión aquí es hacer una introspección y preguntarnos: ¿Qué siento al ver esta obra? ¿Me recuerda a algo? En varias ocasiones, él mismo artista confesó que nunca buscó ilustrar cosas en su pintura, sino expresarlas de forma espontánea e inmediata.

Islas amarillas de Pollock | Fuente: Tate Modern

La Fuente de Marcel Duchamp

Si hay un artista que nos invite a la interpretación ese es Marcel Duchamp. Lo que a simple vista podría ser únicamente un urinario, esconde una de las reivindicaciones más famosas del siglo XX.

Para Duchamp, el significado y valor del arte no debía estar ligado a la manufactura del objeto, sino que este debía expresar la idea del artista. Y que cualquier cosa podía ser arte, siempre que la eligiera el artista y lo llamara como tal. Hoy en día, las galerías están repletas de todo tipo de objetos, pero en aquella época se podría decir que el arte era mucho más tradicional.

Al igual que lo hizo en su época, Duchamp nos hace cuestionarnos lo que es arte y el concepto de la originalidad. Pues lo que en un inicio únicamente fue una obra de provocación, a día de hoy es considerada la obra de arte más influyente del siglo XX. Menuda paradoja, ¿verdad?

La fuente de Marcel Duchamp | Fuente: Tate Modern