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Crítica de Wicked, el taquillazo que compite con Gladiator II : ¿Es una película para todas las edades?

Una escena de Wicked

Lucas del Barco

Con su colorida narrativa y su universo lleno de magia, Wicked llega al cine como una ambiciosa adaptación del exitoso musical de Broadway que desde 2003 ha cautivado a millones. Dirigida por Jon M. Chu y protagonizada por Cynthia Erivo como la incomprendida Elphaba y Ariana Grande como la resplandeciente Glinda, esta primera parte de una saga de dos películas promete explorar la amistad, la rivalidad y los matices de las figuras más icónicas de Oz. Pero, ¿logra esta superproducción equilibrar su desbordante espectáculo con un mensaje accesible para todas las edades?

¿Es para todas las edades?

Wicked está diseñada para un público amplio, no siempre logra conectar con todas las generaciones. Los niños pueden disfrutar de los momentos más vistosos y las canciones pegadizas, pero la duración excesiva y los temas más oscuros podrían resultarles desafiantes. Por otro lado, los adultos podrían sentir que el desarrollo emocional de los personajes y los conflictos políticos de Oz no se exploran con suficiente profundidad, especialmente si conocen la riqueza temática del musical original. En última instancia, Wicked parece destinada a satisfacer más a los fans incondicionales del musical que a los espectadores casuales. Su deslumbrante presentación es un festín para los ojos y los oídos, pero su exceso de artificio puede dificultar que el corazón de la historia brille con la intensidad necesaria.

Wicked es una película ambiciosa y visualmente impresionante que destaca por la fuerza de Cynthia Erivo y su representación de Elphaba. Sin embargo, su narrativa irregular, el exceso de elementos visuales y la falta de equilibrio emocional impiden que alcance el impacto universal que promete.

Tiene momentos memorables y un potencial claro para brillar en su segunda parte, esta primera entrega plantea una pregunta clave: ¿puede Wicked encantar por igual a niños, adultos y fans del musical? Por ahora, la respuesta parece ser que depende de a quién le preguntes. Sin embargo, hay algo innegable: la magia de Oz sigue viva, aunque necesite un poco más de ajuste para cautivar a todas las generaciones.

Un universo visualmente arrollador

Desde sus primeros minutos, Wicked despliega un espectáculo visual imponente. Chu, conocido por películas como Crazy Rich Asians y In the Heights, se apoya en decorados descomunales, efectos especiales llamativos y un ritmo visual que no da tregua. Munchkinland y la Universidad de Shiz se presentan como lugares vibrantes y llenos de vida, mientras que los elaborados vestuarios y las coreografías capturan la esencia de un cuento de hadas moderno.

Sin embargo, este enfoque maximalista también juega en contra de la película. En su afán por impresionar, Wicked a menudo sobrecarga al espectador con un exceso de estímulos, dejando poco espacio para la pausa emocional o para apreciar los detalles que definen el universo de Oz. Esta saturación puede resultar abrumadora para los más pequeños y agotadora para los adultos que busquen un equilibrio entre espectáculo y narrativa.

Las actuaciones: luces y sombras

Cynthia Erivo es, sin duda, el alma de la película. Su interpretación de Elphaba aporta una profundidad emocional que ancla la historia en medio del caos visual. Desde su vulnerabilidad inicial hasta su empoderamiento, Erivo no solo canta con una fuerza que sobrecoge, sino que también transmite las luchas internas de un personaje definido por su diferencia y el rechazo social. Su número "The Wizard and I" es un punto culminante que recuerda los mejores momentos del musical original.

Ariana Grande, por su parte, adopta con entusiasmo el papel de Glinda, abrazando la superficialidad y el egoísmo cómico del personaje. Aunque su interpretación es enérgica y sus números musicales son técnicamente impecables, su versión de Glinda carece del ingenio necesario para trascender el cliché de la "rubia tonta". Si bien su química con Erivo mejora a lo largo de la película, su arco narrativo no logra aportar la profundidad emocional que se esperaba.

Una narrativa que lucha por conectar

La historia de Wicked, basada en la novela de Gregory Maguire, reinterpreta el mito de El mago de Oz al centrarse en la relación entre Elphaba y Glinda. Es una trama que aborda temas como el prejuicio, la aceptación y el poder de la amistad, pero la adaptación al cine a veces pierde de vista estas reflexiones en favor de los números musicales y los efectos visuales. En su primera mitad, la película se enfoca en el origen de las dos protagonistas en la Universidad de Shiz, un entorno que recuerda a las historias clásicas de madurez pero que no termina de alcanzar el tono adecuado. Aunque algunos momentos entre ambas protagonistas son emotivos, como el número "For Good", la narración general se siente irregular y, a veces, carente de cohesión. Además, el guion aborda la política del mundo de Oz, como la opresión de los animales parlantes, con un tono algo simplista que podría no resonar con los espectadores más jóvenes. Mientras que la obra teatral encuentra un equilibrio entre el entretenimiento y el comentario social, la película lucha por transmitir estas ideas de manera clara y accesible.