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Hacia la recuperación de la actividad bancaria en México y Brasil


    elEconomista.es

    El sector financiero americano goza de buena salud a pesar de la situación de incertidumbre que vive el continente, debido a los focos de inestabilidad que sufren algunos países. La actividad bancaria mantiene crecimientos elevados y ofrece rentabilidades muy superiores a las de otros mercados. Además, las expectativas son positivas, principalmente por el bajo nivel de bancarización con respecto a otras zonas del planeta y por las oportunidades que están surgiendo por las nuevas tecnologías.

    Los grupos españoles presentes en Latinoamérica y Estados Unidos -principalmente Santander, BBVA, Sabadell y Popular- mantienen su confianza y tienen diseñados planes de inversión millonarios, sobre todo para elementos como la digitalización, para expandir su influencia, incrementar los ingresos y compensar las dificultades del negocio que se presentan en otros países, como en España, donde la presión es elevada por los tipos de interés en negativo y el lastre del segmento inmobiliario.

    México y Brasil siguen siendo puntales básicos para las cuentas de Santander y BBVA. Durante la crisis estos dos mercados contribuyeron muy positivamente a sus cifras, representando en algún momento en torno a la mitad de las ganancias en ambos. Ahora y a pesar de las tensiones, seguirán aportando beneficios relevantes, que llegarán al menos al 20%.

    Los expertos coinciden en señalar en que el menor crecimiento impactará en la banca de Latinoamérica, pero que el efecto será controlado y no excesivo. "El sistema bancario que se mantiene sólido, crece pero a tasas menores que años anteriores, justamente por el menor crecimiento que tienen muchos países de la región", sostiene Alberto Morisaki, gerente de estudios económicos y estadística de la Asociación de Bancos del Perú (Asbanc) y presidente del Comité Latinoamericano de Economistas (CLEC) de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), destaca en un informe elaborado por BNAmericas.

    Sin embargo, para 2017 la vuelta al crecimiento económico en Brasil y Argentina, un mejor panorama en Colombia y Perú y decrecientes presiones inflacionarias en varios mercados están generando expectativas de una tímida recuperación en el incremento crediticio para los bancos tras una importante desaceleración en 2016.

    Desafíos

    Según un informe reciente de Standard & Poor's, el principal reto es precisamente un menor impulso en la actividad crediticia, pero no el único. Destacan el posible aumento de la morosidad y la bajada de la rentabilidad, además de las consecuencias que podrían tener las políticas de la administración estadounidense de Donald Trump, que se podrían traducir en una mayor aversión al riesgo por parte de los inversores y un repunte en los costes de financiación.

    De media se espera que los préstamos suban entre un 8 y un 12% en la región, aunque en algunos países, como Argentina, las estimaciones alcanzan el 30%. Las perspectivas auguran que se trata de una recaída en el negocio, ya que para 2018 se espera que avance de nuevo al doble dígito por la mejoría que se experimentará en México, Colombia y Brasil.

    La agencia de calificación sostiene que hasta la fecha la calidad de los activos ha sido "manejable" y no ve un cambio si el sector mantiene la prudencia a la hora de conceder financiación. "Consideramos que el crecimiento de la cartera no debería ser agresivo", indican los analistas de S&P, que añaden que de ser así "los leves incrementos de los activos improductivos y las pérdidas crediticias no causarán daños a los sistemas bancarios de América Latina".

    Las mejores perspectivas están depositadas en Perú y Argentina, donde los préstamos registrarán las mayores alzas, la evolución de la morosidad será más favorable y las rentabilidades serán sólidas.

    En este contexto, las entidades están desarrollando nuevos canales y aplicaciones para llegar a los clientes y contener los costes. La digitalización es imparable como en el resto de mundo. Los grupos instalados en la región son conscientes de la importancia de las nuevas tecnologías y están desplegando todas sus armas para atraer a las capas de población más jóvenes y a la población que no está bancarizada.

    Los sistemas y soluciones a través de aplicaciones para móviles y tabletas han adelantado en uso por primera vez a la denominada banca a través de mensajes de texto (SMS). Aún así, la sucursal sigue siendo prioritario para gran parte de las instituciones financieras latinoamericanas. Un estudio realizado por Technisys y la Universidad de Stanford refleja que las oficinas es el canal más relevante por el número de transacciones que se efectúan.

    Avances tecnológicos

    Eso sí, esta situación cambiará en el futuro no muy lejano, ya que existen proyecciones que apuntan a que en 2020 los clientes no tendrán que acudir a las sucursales para hacer sus operaciones. Así, al menos, lo considera el 72% de los bancos. Además de los adelantos tecnológicos, los costes de tener redes físicas (personal, impuestos, inmuebles, etc.) hacen presagiar que los procesos digitales irán poco a poco ganando terreno. Los usuarios, al tiempo, conseguirán, a priori, servicios y productos más atractivos mediante el móvil.

    En Latinoamérica, por ejemplo, el 61% de los ciudadanos no forma parte del sistema bancario, según datos de Mobile Economy 2016. Sólo el 20% de los pagos se realiza a través del móvil y únicamente el 6% lleva a cabo las transferencias de dinero a distancia.

    Estos datos ponen de manifiesto el elevado potencial de crecimiento para el sector para los próximos años. Para el vicepresidente del Banco Central de Argentina, Lucas Llach, es "importante avanzar en la digitalización de pagos". Recientemente señaló que "es rentable incluir financieramente a gente con bajos ingresos porque con la digitalización el costo es más bajo".

    El salto que se podría dar podría ser significativamente más abultado que el del último decenio, periodo en el que más de 50 millones de ciudadanos han abandonado la pobreza gracias a las reformas estructurales emprendidas por los distintos gobiernos de la región. Y se ha formado el germen de una clase media potente, que llama a las puertas de la banca para seguir progresando a través de los productos de inversión y ahorro.

    Los bancos españoles persiguen aprovechar las oportunidades que surjan, no sólo aquellas derivadas del avance en la digitalización. Estudian todas las opciones para expandirse. En los últimos años, éstas han sido pocas. Las entidades han estado centradas en otros mercados y en garantizar su solvencia ante los problemas derivados de la crisis económica a nivel mundial y el aumento en las exigencias de solvencia por parte de los reguladores. En principio, seguirán siendo cuidadosos en sus inversiones por los costes de capital, que son elevados por los requerimientos normativos y sólo se lanzarán a la aventura si los números son muy claros. Algunos, como BBVA, exploran la adquisición de compañías tecnológicas financieras (fintech) para estrechar lazos con la nueva realidad que impera.