Energía

La patronal de la eficiencia energética critica la exageración de las estimaciones económicas del sector

  • Anese estima una facturación anual de 1.170 millones, calculan 19.000
  • Hay unos 20.000 empleos directos, frente a estimaciones de 250.000

Tomás Díaz

La Asociación Nacional de Empresas de Servicios Energéticos (Anese) ha elaborado un análisis del mercado de las empresas de servicios energéticos (Ese) -firmas que obtienen ingresos a partir de los ahorros que proporcionan a sus clientes- que reduce sensiblemente las estimaciones de otros estudios sobre el sector.

En eficiencia energética hay cifras para todos los gustos; es tan amplio que varían enormemente dependiendo de qué ámbitos se incluyan en los análisis. Por ejemplo, en el informe sobre España de la Agencia Internacional de la Energía se incluyen los planes para renovar los vehículos de combustión y fomentar los vehículos eléctricos (Pive y Movele), los planes de mejora ambiental del Ministerio de Agricultura (Pima) e incluso los impuestos ambientales que se aplican sobre la energía, como el 7% a la generación eléctrica o el llamado céntimo verde sobre los carburantes de automoción.

Este abuso de lo que se considera eficiencia energética ha derivado en una proliferación de cifras que parecen competir para ver cuál es más abultada. Por ejemplo, el Joint Research Centre -un centro de análisis de la Comisión Europea- habla de un volumen de negocio anual de 5.000 millones de euros, y el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (Idae) ha llegado a estimar 19.000 millones.

Frente a ello, Anese ha analizado exclusivamente el sector de las Ese y sus datos son mucho menores: la facturación sectorial se queda en 1.170 millones. Y otras estimaciones, lógicamente, también bajan de un modo drástico: si el Idae ha sostenido que representa un 1,8% del PIB, Anese lo deja en el 0,11%, y si el primero ha defendido 250.000 empleos entre directos e indirectos, Anese los reduce a 20.000 directos. Rafael Herrero, expresidente de la entidad -acaba de ceder el testigo a Manuel Acosta- ha ironizado públicamente sobre la desmesura de muchos de los cálculos que se oyen por ahí.

Ofrecer ahorros garantizados

Elena González, directora general de Anese, aclara a elEconomista el planteamiento de su Asociación: "cambiar una caldera vieja por otra nueva no es eficiencia energética, aunque se pueda computar como tal; es cierto que mejora la eficiencia la aplicación de medidas de ecodiseño, pero eso no puede identificarse con el negocio de ofrecer ahorros energéticos garantizados que es propio de las Ese".

Según su restrictivo análisis, elaborado por la Universidad Politécnica de Madrid a partir de un cuestionario remitido a 74 Eses, las firmas del sector -pymes en el 85% de los casos; sólo el 21% factura más de 10 millones anuales- consiguen un ahorro anual de 2,4 TWh, equivalente al 35,9% del ahorro anual exigido para alcanzar los objetivos europeos del país para 2020. Este menor consumo ha propiciado un 25,7% del ahorro económico vinculado a dicho objetivo, así como un 42,3% de las emisiones de CO2 evitadas.

El presupuesto medio de los proyectos de eficiencia energética es de 522.976 euros y los contratos tienen una duración media de 7,6 años. En ellos suelen implantarse tecnologías de regulación y control (71% de los casos), iluminación (66%), sistemas de climatización (66%), aplicaciones industriales (34%), motores (32%) y mejoras en la envolvente de los edificios (15%).

Interés del Ministerio de Energía

Anese presentó su estudio, titulado Observatorio de eficiencia energética 2016, hace unos días en Madrid y estaba previsto que al acto acudiera el secretario de Estado de Energía, Daniel Navia, quien finalmente no pudo acudir, pero pidió conocer de primera mano los resultados, razón por la que la Asociación le preparó una sesión de trabajo específica en la que participaron una veintena de empresas. Durante este encuentro, el Secretario destacó el "realismo" de los cálculos y se mostró de acuerdo con sus conclusiones.

Entre estas conclusiones destacan promover el uso de certificados de ahorro energético -los llamados certificados blancos, paralizados hace años en el Idae-, ligar las auditorías energéticas a la ejecución posterior de actuaciones, trasponer y cumplir las directivas europeas, aprobar planes de actuación rigurosos, aumentar la información y la formación, alumbrar líneas de financiación específica o establecer una fiscalidad sobre el carbono.

El Ministerio de Energía quiere potenciar la eficiencia energética y sus máximos responsables se refieren a ello con frecuencia y detalle en sus intervenciones públicas. Además quiere abandonar el mero reparto de subvenciones en que lleva anclada la Administración desde hace años y dar más protagonismo al mercado, en el que las Ese son las protagonistas.