Energía

El éxito de España en la subasta europea de hidrógeno anticipa una guerra de subvenciones

  • Países como Alemania suplen su falta de competitividad con ayudas públicas
  • El Banco Europeo del hidrógeno permite complementar la subasta con fondos nacionales
  • España produce hidrógeno a mitad de precios que otros pares europeos
El ministro de Economía y Protección del Clima alemán, Robert Habeck, en una visita a una fábrica de electrolizadores en Noruega.

Pepe García
Madrid,

España no podrá competir con los países nórdicos en Eurovisión, pero en lo que se refiere a energías renovables la península ibérica rivaliza cara a cara con el norte de Europa como el gran polo verde de la UE. Prueba de ello es la subasta del Banco Europeo del hidrógeno (EHB, por sus siglas en inglés) del pasado abril. Cinco de los siete proyectos ganadores se ubicaban en España y Portugal; además de uno en Noruega y otro en Finlandia. Este dominio puede suponer el inicio de una guerra de subsidios de los países con proyectos de moléculas verdes competitivos y los estados europeos que deberán suplir su falta de rentabilidad a golpe de talonario, según se desprende de un informe publicado por el observatorio económico Bruegel.

El desembolso de las ayudas de la UE se basa en criterios de competitividad de precios y producción, y en la primera tanda de subastas del EHB los ganadores han sido aquellos países donde la electricidad renovable es más barata. Según los cálculos del think-tank con base en Bruselas, el coste del hidrógeno en países como Alemania es el doble que en España:de 5,8 euros por cada kilogramo de hidrógeno (euros/kg) en España a 11,62 euros/kg en Alemania. Una diferencia que se repite con otros países de Centroeuropa.

No obstante, el mecanismo europeo deja espacio para que los propios Estado miembros puedan apoyar con fondos nacionales los desarrollos que apliquen a las ayudas europeas, para que sus ofertas puedan ser económicamente viables.

Alemania utilizó este mecanismo, llamado subasta como servicio, y aportó 350 millones de euros para apoyar 0,09 gigavatios (GW) de las propuestas mejor clasificadas del país. Estos proyectos no triunfaron en la primera ronda del EHB, pero que cumplían los criterios de admisibilidad de Berlín. Bruegel calcula que si esos mismos 350 millones hubieran sido distribuidos para el proyecto europeo más eficiente de la subasta hubiera financiado ocho veces más capacidad: 0,7 GW, en lugar de 0,09 GW.

Cartera frente a capacidad

Esta competitividad, derivada del tirón renovable, hace saltar las alertas del observatorio, que entiende que surgirán dificultades para conciliar la eficiencia económica europea con el interés político nacional.

"Puede surgir tensión entre regiones con competitividad natural en sectores intensivos en renovables y países fiscalmente poderosos con competitividad en sectores intensivos en combustibles fósiles", advierte, y pide encontrar un equilibrio entre la explotación de las zonas con "abundancia" de renovables y aquellas zonas donde se aglomera la industria y con mayores necesidades de hidrógeno.

Las ambiciones de la UE

Todo ello en un momento en el que el mercado de la molécula verde se encuentra en plena eclosión, pero que tendrá que multiplicar su crecimiento para lograr los ambiciosos objetivos europeos. La Estrategia del Hidrógeno de la UE de 2020 apuntó a un objetivo de producción de 10 millones de toneladas de cara al 2030; y los diferentes acuerdos de las instituciones europeas hacen calcular a Bruegel que la demanda rondará los cuatro millones de toneladas hacia 2030.

Los 780 millones de euros de la primera subasta del EHB, sumados a otros 2.200 millones de euros de una segunda ronda que se cerrará a finales de año, se deberá de traducir en una producción anual de 0,7 millones de toneladas, estima el observatorio, lo que supone menos del 20% de la demanda objetivo hacia finales de la década.

Sin embargo, las grandes empresas han mostrado durante la primera rondas de subvenciones estar dispuestas a pagar por el hidrógeno verde. La puja del Banco Europeo fijó un precio máximo de subvención de 4,50 euros/kg, pero las ofertas ganadoras fueron un 10% inferiores a ese precio -el equivalente a 0,40 euros/kg inferiores, de media-. Esto, sugiere el think-tank, significa que el 90% restante está siendo cubierto por el consumidor final, que está dispuesto a pagar una prima sustancial por el hidrógeno renovable frente al gris -más barato de producir-.