Energía

Honda y la petrolera Eneos lanzan una apuesta millonaria por un nuevo combustible: las microalgas

  • Su objetivo es reducir el coste por kilo a 100 yenes (78 céntimos)
Cultivo de microalgas en un laboratorio. Foto: Dreamstime

elEconomista.es, Bloomberg

Los intentos para reemplazar al petróleo y hallar un nuevo combustible del futuro han entrado en un nuevo camino. La refinería de petróleo Eneos y la automovilística Honda han formado un grupo de 35 empresas e instituciones japonesas para tratar de aprovechar el potencial de las microalgas. Su propuesta va en tres direcciones simultáneas: producir un biocombustible, proporcionar una variedad de alimentos naturales y servir de materia para fabricar bienes de consumo. La iniciativa, llamada Matsuri (Microalgas Hacia una Industria Sostenible y Resiliente), espera crear suficiente demanda de fitoplancton para hacer viable una granja de algas a gran escala en Malasia.

La instalación de cultivo sería construida por Chitose Bio Evolution, con sede en Singapur, que está construyendo una granja de prueba de 5 hectáreas en la parte malaya de la isla de Borneo, con el apoyo financiero de la Organización de Desarrollo de Tecnología Industrial y Nuevas Energías de Japón.

Startups y empresas de todo el mundo han estado invirtiendo en microalgas debido a su potencial para reemplazar a otros combustibles de biomasa como el maíz y la soja, que forman parte del suministro mundial de alimentos. Un género de algas de uso común, Chlamydomonas, puede absorber alrededor de 8,7 veces más dióxido de carbono que la soja, según Takanori Hoshino, director ejecutivo de Chitose Laboratory.

El problema está en cultivar y procesar algas a una escala que sea comercialmente competitiva. Decenas de nuevas empresas de combustible de algas en todo el mundo han quebrado o se han rendido en su intento de producir biocombustibles en las últimas décadas. Al unirse, las firmas japonesas de este consorcio esperan aprovechar su demanda conjunta para hacer viable una granja a gran escala.

Chitose está negociando con el gobierno local del estado de Sarawak para asegurar la tierra para expandir sus instalaciones a 2000 hectáreas alrededor de 2027, y está buscando recaudar 200.000 millones de yenes (1.800 millones de dólares) para el proyecto. Chitose también está considerando otros terrenos en el sudeste asiático y Oriente Medio para construir la instalación.

Inicialmente, la granja usaría dióxido de carbono de una planta de energía térmica local para alimentar a las algas y producir 140.000 toneladas de microalgas al año. Así sería una de las granjas de algas diseñadas a propósito para este fin más grandes del mundo, según Rebecca White, directora ejecutiva de la Organización de Biomasa de Algas, con sede en EEUU. A plena capacidad, la compañía espera ganar 100.000 millones de yenes en ventas anuales de algas.

El terreno, situado en el estado malasio de Sarawak, fue elegido por su sol tropical intenso, el bajo riesgo de desastres naturales y el fácil acceso a los mercados en Asia, dijo Tomohiro Fujita, director ejecutivo de Chitose. "Crear un negocio está dentro del ámbito de la imaginación", dijo Fujita. "Pero estamos creando una industria, que es algo extraordinario".

Décadas de historia

Las algas naturales se han cosechado durante siglos en Asia como fuente de alimento y comenzaron a ganar popularidad en Occidente en la década de 1970 con el desarrollo de un mercado para la cianobacteria espirulina, considerado un 'superalimento'. Hasta la fecha, la mayor parte de la producción proviene de la recolección de fuentes naturales en lagos y océanos para su uso como aditivos alimentarios para humanos, peces y ganado, o como fertilizante.

Los productos de algas en los sectores de alimentos, piensos, combustibles y productos químicos podrían tener un mercado anual combinado de 320.000 millones de dólares para 2030, según el Centro para Soluciones Climáticas y Energéticas, y la última década ha visto un auge en los productos cultivados, generalmente agregando azúcar a tanques de agua para alimentar a las algas. Aunque la mayoría de los proyectos se centran en ingredientes alimentarios y cosméticos, el gran premio es encontrar una forma rentable de fabricar combustible para automóviles y aviones.

Eneos, que lleva más de 15 años fabricando biocombustible para aviones, tiene como objetivo comenzar la producción comercial de biocombustible a base de algas una vez que Chitose comience a operar en 2025.

Honda dijo que todavía está en la etapa de investigación de los posibles usos de las algas y que también está realizando su propia investigación sobre el cultivo. "Esperamos principalmente usar algas como combustible para la aviación, que es difícil de electrificar, así como fabricar piezas para automóviles a partir de resina", dijo la compañía en un correo electrónico.

El consorcio de Matsuri también incluye a media docena de empresas químicas, incluida Mitsui Chemicals, que está considerando usar algas como alternativa a la nafta, una materia prima utilizada para fabricar combustibles, solventes y plásticos. "Al reemplazar la nafta de base química por una de base biológica, podemos reducir las emisiones de dióxido de carbono y también convertir muchos productos domésticos en productos derivados de la biomasa", dijo el vicepresidente Hideki Matsuo. Otros miembros del grupo están investigando el uso de las algas en aplicaciones tan variadas como las industrias de impresión, alimentos, cosméticos y médica.

Un mercado clave necesario para producir la escala necesaria para reducir el precio es el de los alimentos

Aún así, el principal obstáculo es el precio. Fujita estima que Chitose podrá producir algas por alrededor de 300 yenes por kilo una vez que su sitio ampliado esté en funcionamiento. "Si el precio cae al nivel de 100 yenes (78 céntimos de euro) por kilogramo, muchas más empresas considerarán reemplazar sus productos a base de petróleo con alternativas a base de microalgas", dijo Motonari Shibakami, investigador principal del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología Industrial Avanzada.

Un mercado clave necesario para producir la escala necesaria para reducir el precio es el de los alimentos. Las microalgas ofrecen una fuente de proteína alternativa a cultivos como la soja. La espirulina, por ejemplo, tiene aproximadamente un 70% de proteína y puede producir hasta 14 veces más volumen por unidad de área que la soja, utilizando menos agua, según Toshiya Sasaki, director de operaciones de Taberumo, una empresa emergente de alimentos de Chitose. "Queremos establecer la cultura de comer algas", dice Sasaki.