Empresas y finanzas
Cinco fondos ponen contra las cuerdas a Fridman y exigen un 8% de interés en Dia
Laura de la Quintana, Javier Romera
Cinco fondos de inversión están poniendo contra las cuerdas al magnate ruso Mikjail Fridman, accionista mayoritario de Dia con casi un 70% del capital. Cross Ocean, Davidson Kemper, Silvert Point, Carval y White Box reclaman junto a los bancos acreedores que la compañía pague un tipo de interés del 8 por ciento. Hace una semana exigían incluso el 11 por ciento y no están dispuestos a bajar de esa cifra. LetterOne, sin embargo, se planta por ahora y no parece dispuesto a ofrecer más allá de un 5%, teniendo en cuenta que la deuda de Dia está calificada de bono basura.
Pese al órdago que mantienen las dos partes, todo indica, sin embargo, que el acuerdo de refinanciación se cerrará en los próximos días ucon las 17 entidades, entre bancos y fondos de inversión, una vez ha vencido el primero de los plazos el pasado sábado, 15 de junio. Fuentes del mercado próximas a las negociaciones aseguran que en ningún momento "se ha puesto en duda ni la viabilidad de la compañía, ni su futuro, ya que el dinero está encima de la mesa". Según fuentes consultadas por elEconomista, la voz cantante en la mesa la llevan dos fondos de inversión, Cross Ocean y Davidson Kempner –ambos entraron como bonistas en la última etapa–, que no estarían dispuestos a bajar de una refinanciación a un tipo de interés del 8 por ciento mencionado.
LetterOne –propietaria de casi el 70 por ciento del capital de Dia tras el éxito de su opa– ha declarado en distintas ocasiones que exigiría a la banca tipos de interés para sus préstamos similares a los de otras firmas del sector, aunque la situación para Dia sea crítica.
"El dinero ya está sobre la mesa. Lo que se está cerrando es quién va a prestar y cuánto", reconocen personas próximas a las negociaciones. Estas mismas fuentes sostienen que la ampliación de capital –comprometida por Fridman de 500 millones de euros– no corre peligro ni tampoco el pago de los bonos que vencen el próximo 20 de julio –por un importe de 305,7 millones de euros–. Además del coste del dinero, fuentes próximas a la compañía hablan de un problema de tiempos demasiado exigentes, ya que la firma ha pasado de negociar con 12 entidades acreedoras a 17.
Órdago del consejo
A primera hora de ayer saltaron las alarmas, después de conocerse un comunicado remitido por la cadena de supermercados a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y que se interpretó como un órdago de la nueva dirección de Dia a los acreedores.
En el hecho relevante, el equipo liderado por Stephan DuCharme apelaba a la posibilidad de dar un paso atrás y no poner el dinero de la ampliación en caso de no alcanzar un acuerdo satisfactorio con los bancos, supuesto que no se contempla por parte de la compañía.
"A día de hoy, aunque todavía no se haya alcanzado un acuerdo, las partes siguen en negociaciones. Dia continuará trabajando con Letter-One y los acreedores sindicados para tratar de alcanzar un acuerdo lo antes posible", apuntaba Dia en el documento. Su objetivo, continuaba el hecho relevante, sigue siendo lograr "una estructura de capital viable a largo plazo para la compañía en términos y condiciones aceptables", aunque, de lo contrario, la nueva dirección de la compañía sí mencionaba expresamente que se reservaría la opción de no ejecutar la ampliación.
Las acciones de Dia llegaron a ceder ayer en bolsa más del 4 por ciento –al cierre, las pérdidas eran del 2,2 por ciento–, hasta 0,57 euros (la opa fue a 67 céntimos. Donde sí se notó presión fue en los bonos que vencen en julio. Su rentabilidad se disparó 12 puntos, del 45 por ciento del viernes hasta el 57 por ciento.