Empresas y finanzas

La última 'guerrilla' que queda en Dia: Bontoux, Barclays y Credit Suisse resisten

  • Los bonos que vencen en 2021 y 2023 descuentan una refinanciación
Mikhail Fridman. <i>Foto: Archivo</i>.

Laura de la Quintana, Javier Romera

Perderlo todo cuando ya se ha ido por el desagüe la mayor parte de la inversión es el menor de los males para quienes han decidido interpretar el papel del 'último mohicano' y aguantar dentro del capital de Dia. El francés Gregoire Bontoux, más conocido en España como el 'heredero de Carrefour', es uno de ellos. Decidió no acudir a la opa y hoy mantiene una participación del 3,398%, por la que hubiera recibido algo más de 14 millones de euros de haber vendido.

Barclays -que compró el pasado 14 de mayo, durante el periodo de aceptación- y Credit Suisse han decidido también sumarse a la 'guerrilla', aunque su situación difiere de quienes llegan a acumular pérdidas de hasta el 90% desde los máximos de la acción.

Barclays triplicó su peso en el accionariado -del 1,16% al 3,16%- el día 14, cuando Dia cotizaba a 62 céntimos, un 7,5% por debajo de los 67 céntimos de la oferta de Mikhail Fridman, el fundador de LetterOne. En el caso del banco suizo sí se mantiene, pero lo hace con la mitad de su participación del 3,31% prestada a terceros a través de 'swaps' y de opciones que vencen, como pronto, en diciembre de este año.

Sea como fuere, entre los tres -Bontoux, Barclays y Credit Suisse- suman el 9,87% del capital de la cadena al que se debería añadir el porcentaje de minoritarios que, visto el desplome de sus acciones en el último año y medio, hayan decidido quedarse por ver si recuperan algo. En torno al 20% de Dia estaba, hasta antes de la opa de LetterOne, en manos de los pequeños accionistas.

Ahora, se desconoce de qué calibre ha podido ser la desbandada, pero fuentes próximas a una de las asociaciones de minoritarios reconocen que "muchos han acudido por miedo a perder lo poco que les quedaba de su inversión" ante las señales de "alarma que se han encargado de lanzar" tanto #el comprador, LetterOne, como la compañía.

Más allá de las pérdidas a las que se enfrenta la cadena de distribución, o del elevado endeudamiento, que roza los 2.400 millones de euros, para un 'ebitda' que, con suerte, superará los 300 millones de euros al cierre de año, Dia debe cumplir con la 'hoja de ruta' que aprobó su última Junta de Accionistas: la ampliación de capital de 500 millones de euros propuesta por Fridman. El 19 de julio debe haber terminado la operación o, de lo contrario, la compañía entrará en concurso de acreedores.

Ampliación de capital

Por tanto, el nuevo consejo de administración, capitaneado por Stephan DuCharme, debe lanzar la ampliación en las próximas tres semanas, si no quiere apurar, como sí se ha hecho hasta ahora, los plazos.

¿Qué le espera al accionista entonces? Más pérdidas siempre y cuando no la suscriba. Dia va a poner 'papel' en mercado que multiplica por 2,2 veces los 417 millones a los que ha valorado Fridman a la compañía. Quien no esté dispuesto a poner más dinero en la compañía, que no acuda, pero deberá asumir una dilución importante. Y arrepentirse y querer vender ahora en mercado no garantiza la misma rentabilidad que la opa -de mínimos- que lanzó LetterOne. La acción de Dia no ha vuelto a cerrar por encima de 0,67 euros ni una sola vez desde que se cerró el periodo de aceptación el pasado 13 de mayo, esto es, las últimas nueve sesiones. Eso sí, hay quien está haciendo su agosto en el intradía, con un mínimo que llegó a estar en los 59 céntimos y máximos en 69 céntimos. El viernes los títulos se colocaron en 0,63 euros, cuando con la opa se ganaba un 6,3% más.

Lo que está claro, de momento, es que Dia va a seguir cotizando. Si LetterOne quisiera, como sí era su intención, excluir a Dia de bolsa debe lanzar una opa de exclusión. Y lo tendría fácil considerando que ya tiene casi el 70% del capital en sus manos.

Pero la tensión que acusaron los títulos de la firma en los últimos meses se trasladó esta semana a los tres bonos que tiene emitidos en mercado, sobre todo, al 'papel' que vence en julio. Los inversores huyeron en estampida y su rentabilidad llegó a superar el 150%. Tras convencer al Santander, la única entidad díscola de las 17 que tenían que refinanciar su deuda, se relajó tanto que ya solo presenta por precio un descuento del 3% sobre el nominal.

"No es habitual que el Santander ceda en una negociación. Su propuesta tenía sentido (...) aunque no fuera 'amistosa' para los bonistas", apunta Chris Hughes, experto del sector de 'Bloomberg'. LetterOne ya manifestó hace meses que los bonos a cobrar en 2021 y 2023 eran susceptibles de ser refinanciados y eso puede pasar por cobrar y ampliar el plazo o, sencillamente, por retrasarlo en el tiempo. Y eso es lo que está descontando ahora el mercado.