Empresas y finanzas
Aviones impulsados por sebo de vaca o yogur griego para reducir costes y emisiones
- Las aerolíneas podrían reducir costes y reducir las emisiones
elEconomista.es
Varios investigadores están buscando fórmulas para lograr procedentes de fuentes renovables para aviones. Ahora mismo están trabajando con un subproducto de carnes procesadas, conocido como sebo de vaca, que podría ser una alternativa sostenible a los combustibles fósiles, mucho más contaminantes y finitos.
Se trata de un método a través del cual las aerolíneas podrían reducir costes y emisiones en un medio de transporte que mayor recorrido tiene en los próximos años. Se prevé que la cantidad de pasajeros se duplique de aquí a 2035, según la Asociación de Transporte Aéreo Internacional.
Dado que las líneas aéreas representan el 2% de las emisiones anuales de carbono, el impacto medioambiental de la aviación se ha convertido en un gran problema para ejecutivos y reguladores, lo que motiva el interés en combustibles sustitutos asequibles.
La grasa animal fundida no es el único sustituto en consideración. En septiembre, alrededor del 30% de la carga de combustible en un vuelo de United Airlines desde San Francisco a Zúrich correspondió a un biocombustible derivado de la carinata, un tipo de semilla de mostaza.
Un vuelo diferente
Un mes después, Virgin Airlines anunció el primer vuelo comercial propulsado en parte por alcohol. Una empresa emergente desarrolló un bioproceso de fermentación que convierte los microbios que se encuentran en los desechos del yogur griego en bioaceites. Hace poco, Delta Refinery y la compañía tecnológica Agilyx acordaron crear un combustible renovable a partir de materia prima sintética producida por residuos plásticos.
AltAir Paramount, de Los Ángeles, fue una de las primeras refinerías en convertir con éxito el sebo de res en biocombustible. También convierte grasa de pollo y cáñamo en combustible para aviones.
"Me hice con una refinería vacía que tradicionalmente producía derivados del petróleo, desde caucho hasta diésel, y la convertí en una planta de combustible renovable", comentó Jason Aintabi, presidente de Vandewater Capital Holdings y exaccionista controlador de AltAir Fuels, que posee la refinería Paramount.
AltAir Fuels empezó a colaborar con el Departamento de Defensa de EEUU en 2011 para intentar convertir la grasa en combustible. En marzo de este año, la compañía fue adquirida por World Energy, uno de los proveedores de biocombustibles avanzados más grandes de EEUU. Tras la fusión, la firma ostenta una capacidad de producción de 925 millones de litros de biodiésel y combustible para aviones.
El uso de energías renovables en el mundo del transporte aéreo, al menos como complemento, podría proteger al sector de la fuerte volatilidad de los precios del petróleo, una volatilidad que podría incrementarse en los próximos años ante los cambios que está sufriendo este mercado.
"El sector de la aviación ha trabajado a través de la regulación internacional para establecer una regulación común sobre las emisiones de CO2 a nivel global", asegura Brandon Nelson, consejero de JetBlue. "En 2023, las aerolíneas estarán obligadas a compensar una parte de sus emisiones a través de políticas de mercado". Esto podría significar más barriles de sebo de vaca y menos de petróleo.