Endesa e Iberdrola abren la guerra por alargar la vida de la nuclear de Almaraz
- Iberdrola y Naturgy quieren prolongarla 4 años y Endesa, diez
Rubén Esteller
La bronca por el futuro de la central nuclear de Almaraz ha comenzado. Sus propietarias, Iberdrola, Endesa y Naturgy, mantuvieron la semana pasada una reunión en la que comenzaron a analizar los pasos a tomar sobre el futuro de la misma. Según indicaron fuentes consultadas por elEconomista, la falta de acuerdo entre las partes provocó que en las actas del consejo de la central, celebrado el pasado día 12, se tuviera que dejar constancia por escrito de los posicionamientos de cada una de las compañías sobre su planteamiento para el próximo mes de marzo, fecha en la que deben solicitar la renovación de licencia.
Iberdrola apuesta por pedir una ampliación de la licencia de operación de la central para un periodo de cuatro años, lo que permitirá seguir operando hasta 2024, justo en el que cumplirá los 40 años.
Naturgy respalda la posición de Iberdrola de los cuatro años adicionales, aunque incluye una salvedad sobre que no se produzca un cambio regulatorio que pudiera facilitar ampliar la vida de esta planta. Es decir, si resulta rentable la inversión, podrían estar dispuestos a seguir adelante.
Endesa, por su parte, tal y como ha indicado en todo momento, sigue defendiendo ampliar la vida de la central por un periodo de diez años. La eléctrica considera que a 2030 se deberán mantener en el mix español los 7 GW existentes de nuclear, mientras que también será necesaria la permanencia de la generación térmica más allá de 2020; ya que de lo contrario el sistema requerirá unos 11 GW de nueva capacidad de respaldo de 2025 a 2030.
La diferencia entre las dos opciones es considerable, ya que los niveles de inversión que necesitaría Almaraz en estos casos serían muy distintos. Si se adoptara la posición defendida por Iberdrola y Naturgy, la planta requeriría inversiones ordinarias del orden de 80 millones de euros anuales (alrededor de 320 millones de euros). En el caso de que se pasara a la opción de Endesa, se requerirían cerca de 1.000 millones, un planteamiento que Iberdrola no comparte, por las pérdidas que mantiene en el negocio nuclear.
La principal diferencia entre Endesa e Iberdrola es la amortización contable de estos activos. Mientras Endesa amortiza las centrales a 50 años y le permite apuntarse beneficios anuales, Iberdrola aprobó en su día una revalorizacion de los activos que le vino muy bien al Gobierno para ingresar mayores impuestos en plena crisis, pero a la vez la empresa con un criterio de prudencia amortiza a 40 años estas cantidades, lo que le provoca pérdidas anuales.
Las empresas todavía no se han sentado a negociar con el Gobierno este asunto
El secretario de Estado de Energía, José Domínguez Abascal, ha mostrado su disposición a abrir un periodo "escalonado y negociado" con los operadores para el cierre del parque nuclear español. El proceso se puede prolongar durante "lustros" e ir más allá de 2030.
Por el momento, las empresas aseguran que todavía no se han sentado a negociar con el Gobierno este asunto, pero los plazos se acortan, ya que el Ejecutivo debe presentar a la Comisión Europea antes de acabar el año el Plan Energía y Clima, en el que debe fijar su hoja de ruta.
Iberdrola ha indicado siempre que estaría en disposición de promover el cierre de todas las plantas nucleares en España a los 40 años de operación, si así lo considera y planifica el Ministerio de Transición Ecológica. La eléctrica, desde su posición accionarial en tanto que propietaria de las centrales, es la única empresa que tiene capacidad de decisión sobre la prolongación o no del periodo de explotación de todas las plantas nucleares en España, a excepción de Ascó, que comparte al 50% con Endesa.
Intercambio de activos
Pese a esta situación, en la negociación existente entre las partes se ha llegado a poner sobre la mesa un intercambio de participaciones accionariales -lo que requeriría también un cambio de la normativa actual- para tratar de desbloquear la situación de parálisis actual, similar a la ya vivida en el caso de la central nuclear de Garoña.
Iberdrola logró en mayo de 2017 que el Gobierno aceptara su petición como propietaria de la central de Cofrentes -que le tocaba iniciar el proceso de renovación en 2018- para solicitar que se ampliara el plazo para tomar una decisión.
Las posiciones entre Iberdrola y Endesa parecen siguen enconadas y sin ningún avance
El Gobierno obligó entonces a las compañías a que presentasen toda la documentación técnica necesaria al Consejo de Seguridad Nuclear, para que este organismo pueda tener el plazo necesario para estudiar la situación de cada central y las necesidades de inversión en las mismas antes de otorgar una nueva licencia de funcionamiento.
La medida, según explican fuentes conocedoras, no supone la petición oficial de renovación del permiso, lo que ha permitido que Endesa e Iberdrola tuvieran más tiempo para resolver sus diferencias, aunque por el momentos las posiciones parece que siguen enconadas y que no se ha avanzado nada.
En estos momentos, la mayor parte de las centrales eléctricas están bajo el paraguas de las Agrupaciones de Interés Económico, lo que significa que todas las decisiones deben tomarse por unanimidad.
Las compañías eléctricas se plantean un cierre máximo de tres nucleares hasta el año 2028.