Empresas y finanzas
Deoleo rebaja el valor de 'Carbonell', 'Koipe' y 'Bertolli' en 89 millones
- Suma un deterioro en sus enseñas de 216 millones de euros desde 2011, un 21%
Javier Romera
A la espera de reducir su capital en hasta 323 millones de euros para compensar las fuertes pérdidas acumuladas y evitar su disolución, Deoleo, el gigante aceitero español controlado por el fondo de capital riesgo CVC Capital Partners, ha vuelto a rebajar el valor de sus marcas.
El deterioro registrado en el último ejercicio se eleva a 89,1 millones de euros, con lo que suma ya una rebaja en seis años de 216 millones. Descontada una amortización de 25,3 millones, el valor de las enseñas se ha reducido en total casi un 21 por ciento, hasta un importe de 715,09 millones de euros.
La compañía que preside Rosalía Portela es propietaria de marcas de aceite de oliva como Carbonell, Koipe, Hojiblanca, Carapelli o Sasso, de las de aceite de semillas Koipesol y Friol y de los derechos de uso de la italiana Bertolli para los negocios de aceite y vinagre.
En 2009, tras la compra de las marcas italianas a Unilever, Deoleo se convirtió en un gigante, líder mundial del aceite, con una facturación de 1.360 millones de euros, el doble prácticamente que ahora, aunque en aquel momento tenía también una división arrocera con la marca SOS.
Las ventas se redujeron al cierre del año pasado un 15 por ciento, pasando de 817,2 millones a 695,2 millones de euros debido, entre otras causas, al abandono de negocios poco rentables y a la fuerte subida del precio del aceite, que se ha tenido que trasladar "de forma paulatina" al consumidor para no perder cuota de mercado. En el sur de Europa la caída fue incluso mayor, de un 22 por ciento, debido al problema surgido en Italia por el fraude en el etiquetado, donde se estaba vendiendo aceite de oliva virgen como si fuera virgen extra.
Vuelco en la situación
Aunque la situación no es fácil, el nuevo equipo directivo que encabeza Rosalía Portela como presidenta y Pierluigi Tosato como consejero delegado han tomado medidas correctoras de urgencia para intentar dar un vuelco a la situación.
Así, y tras una reestructuración industrial que se ha saldado con una reducción de la capacidad industrial -se ha quedado solo con una fábrica en España y otra en Italia de las dos que tenía hasta ahora en cada país- y un ERE que supone la salida de 65 personas, la compañía quiere acelerar su crecimiento internacional gracias a la fuerte demanda de aceite de oliva.