Banco Santander impulsa la 'cuenta 1,2,3' con una nueva tarjeta
Fernando Tadeo
Banco Santander ha decidido dar un nuevo paso para potenciar la contratación de la cuenta 1,2,3 y rentabilizar lo máximo posible este producto con el lanzamiento de una tarjeta de revolving -línea de préstamo aplazado-. La entidad acaba de lanzar Mi otra 1,2,3, que ofrece acciones del banco en función de la utilización. Bernstein trunca las pretensiones en bolsa de BBVA y Santander.
Los clientes podrán disponer de un máximo de 12.000 euros al año, por el que pagarán un interés anual nominal (TIN) del 12% -1% mensual- . La entrega de los títulos se producirán al trimestre. Por el uso de entre 1.000 y 2.000 euros, la entidad concederá de manera gratuita una acción; por un importe de entre 2.000 y 3.000 euros, dos acciones; y por más de 3.000 euros, tres acciones.
Este producto, cuya emisión no tiene coste para los clientes, complementa la gama de tarjetas asociadas al mundo 1,2,3, centro de la estrategia comercial del Santander desde hace un año para impulsar la vinculación y la rentabilidad.
El objetivo del grupo cántabro es alcanzar 2 millones de cuentas de este tipo, que ofrecen un interés de hasta el 3% por un ahorro de hasta 15.000 euros y una serie de descuentos y ventajas en función de las domiciliaciones y productos contratados. A cierre del primer trimestre el número de clientes que tenía esta cuenta superaba el millón.
3.000 millones de ingresos
La presidenta del banco, Ana Botín, y el director general para España, Rami Aboukhair, trasladaron la apuesta comercial del 1,2,3 a España para elevar en 3.000 millones los ingresos hasta 2018. En Reino Unido el grupo ha logrado aumentar el beneficio neto un 61%desde 2012, gracias a la puesta en marcha de este producto.
Además, la entidad pretende elevar al 11% la cuota de mercado en algunos segmentos, porcentaje que tiene en oficinas en nuestro país. Así, por ejemplo, en cuentas principales el poder del Santander es del entorno del 9%, mientras que en tarjetas de crédito es del 10,4%.
Ambos nichos están siendo objeto de una batalla por parte de todo el sector, porque ambos permiten incrementar la rentabilidad, mermada por los tipos negativos. En el caso de las tarjetas revolving, éstas consiguen mejorar los ingresos por los intereses que llevan aparejados. Los que cobra el Santander con el nuevo plástico es uno de los más bajos del sector, que en muchos casos, superan el 15% o llegan a duplicarse.