En España hay margen para subir el salario mínimo sin perturbar el mercado laboral
- El salario mínimo en España sólo supone el 41% del salario medio
- España, Reino Unido y EEUU tienen margen para subir el salario mínimo
elEconomista.es
Subir el salario mínimo es una de las herramientas que se utiliza desde los gobiernos para intentar luchar contra la desigualdad en la distribución de la renta. En España, varios partidos apuestan por esta controvertida medida, que en el caso concreto de este país podría tener más efectos positivos que negativos o simplemente tener un efecto neutro.
Aunque parezca lógico que incrementando por decreto los salarios más bajos la desigualdad se reduciría, los efectos sobre el empleo de esta decisión son en muchos casos contraproducentes, puesto que un salario mínimo puede terminar destruyendo empleo y obstaculizando la empleabilidad de los trabajadores con menor formación, que a la postre son los que están de mayor forma expuestos al salario mínimo.
"El aumento del salario mínimo es una de las medidas más controvertidas para reducir la desigualdad, ya que puede significar la exclusión de determinados colectivos del mercado y facilitar una compresión salarial que dificulte la correcta asignación de los recursos y el ajuste ante perturbaciones", explican los economistas Ángel Estrada, Iván Kataryniuk y Jaime Martín en un documento sobre desigualdad de Funcas.
El caso de España
Aunque todo lo anterior es cierto, parece que existe cierto nivel de salario mínimo que no tiene efectos negativos en el mercado laboral. Como explican los expertos de la firma de inversión Natixis, "existe una 'regla empírica' que señala que el salario mínimo óptimo debería encontrarse entre el 40% y el 60% del salario medio; por encima de este nivel se destruye empleo, sobre todo de baja cualificación".
En España el salario mínimo (764 euros mes en 2016) es alrededor de un 41% del salario medio, por lo que atendiendo a este dato junto con el crecimiento per cápita de la productividad dentro del país, "el incremento del salario mínimo en España sería aceptable, al igual que ocurre en EEUU y Reino Unido".
Habilidades de los menos formados, salario mínimo como % del salario medio y desempleo
Por otro lado, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, sólo el 1,7% de los trabajadores a tiempo completo percibe un salario que es igual o inferior al salario mínimo. Este dato deja entrever que el salario mínimo en España se utiliza muy poco, siempre hablando de los empleos a tiempo completo. Cualquier empleado que trabaje 16 horas a la semana probablemente percibirá un salario inferior al mínimo, al igual que una persona que trabaje sólo durante ciertos meses, por eso de forma habitual los medios hablan de que millones de personas cobran el salario mínimo o menos en España, un dato que nace al computar de forma anual los salarios de trabajadores que durante el ejercicio han estado empleados menos horas que un trabajador a tiempo completo.
Como muestran la agencia de estadística de la Unión Europea (Eurostat), España es el país de la Unión Europea en el que un menor porcentaje de los empleados que cobran menos del 105% del salario mínimo. En el lado opuesto se encuentran Turquía, Eslovenia y Lituania.
Por otro lado, la productividad real por hora en España es de unos 47 dólares (según la OCDE), unos niveles muy superiores a los Grecia, Eslovenia o Portugal, países que sin embargo tienen un salario mínimo similar al de España. La productividad de España se queda por debajo, pero se acerca más a la de países como Reino Unido, Canadá o Italia.
Atendiendo a la escasa exposición de los trabajadores españoles al salario mínimo y a los niveles de productividad real por hora trabajada, subir el salario mínimo en España de una forma comedida no tendría efectos negativos sobre el mercado laboral. Parece ser, que la elevada tasa de paro en España tiene poco que ver con la barrera que supone el salario mínimo. Por lo que quizá los esfuerzos deberían centrarse en analizar otros factores como la protección de algunos trabajadores, la dualidad del mercado o el desequilibrio entre demanda de habilidades y oferta de las mismas en el mercado laboral.