CaixaBank comprará a Santoro sus acciones en BPI para controlarlo
- La participación de Isabel dos Santos está valorada en 320 millones
- Ni el español, ni el portugués, aportan detalles sobre el precio
Cristina Triana, Eva Contreras
El que probablemente ha sido uno de los acuerdos más esperados dentro del sector financiero en los últimos meses -el de CaixaBank con Isabel dos Santos- ha sido también uno de los más decepcionantes.
Sin aportar ningún dato ni información sobre el posible calendario, el precio, o los términos de la operación, CaixaBank anunció ayer a través de un hecho relevante que las conversaciones "para encontrar una solución para la concentración de riesgos de BPI" habían "concluido satisfactoriamente".
Este comunicado, que llegó después de que el domingo BPI emitiera el suyo propio con una información similar, no despeja ninguna duda sobre cómo será la futura operación. En consecuencia, el regulador luso decidió suspender la cotización de BPI, que el viernes cerró en 1,191 euros, tras subir un 3,3%. El acuerdo, según fuentes financieras, está pendiente de que sea firmado por los accionistas y obtenga el visto bueno reguladores. Si no hay complicaciones, podría conocerse esta semana.
Desde CaixaBank declinaron realizar declaraciones más allá del hecho relevante, pero los inversores anticipan que, finalmente, la entidad presidida por Isidro Fainé ha conseguido su objetivo y tomará el control del banco luso, tras su intento fallido en 2015.
El mercado descuenta una operación compleja. Por una parte, BPI acordará la venta de su participación del 51% en Banco de Fomento Angola (BFA) a Santoro, entidad controlada por la multimillonaria angoleña Isabel dos Santos, segundo accionista de BPI. De esta manera, la entidad lusa cumpliría con las demandas del Banco Central Europeo (BCE), que le había dado de plazo hasta el 10 de abril para que le presentara un plan que redujera su exposición a Angola.
En paralelo, CaixaBank adquiriría a Isabel dos Santos su participación en BPI, que, a través de Santoro, controla el 18,6%. A precios de mercado, estás acciones están valoradas en unos 322 millones de euros. En el caso de que el banco español ofreciera una prima del 15% sobre el precio medio de cotización de las acciones de BPI en los últimos seis meses (1,1 euros) tendría que desembolsar por la participación de Isabel dos Santos unos 342 millones. Adicionalmente, el Banco BIC, del que Santoro controla el 25% según la última información disponible, posee un 2,3% de BPI.
El precio de adquisición de la participación de Santoro sería el que después CaixaBank tendría que presentar en hipotética Oferta Pública de Adquisición (opa) sobre el resto de las acciones. En total, esta oferta de compra, si CaixaBank desembolsara una prima del 15% sobre el precio medio de BPI, tendría un coste por encima de los 1.000 millones de euros para alcanzar el 100 por 100 del capital.
No obstante, en principio, si se cumpliese el escenario que CaixaBank manejaba en su anterior oferta de adquisición de BPI (véase gráfico), el banco estaría satisfecho con alcanzar una participación del 51%. Su objetivo era que BPI continuara cotizando una vez que finalizara la oferta de compra.
Lo que seguro que será una parte clave del acuerdo es retirar la limitación de voto al 20% que, estatuariamente, tiene establecida BPI. CaixaBank retiró su oferta el año pasado justo porque no consiguió que la junta de BPI aprobará levantar este blindaje, que el impide ejercer sus derechos por sus participación, del 44,1%.
Un banco "doméstico"
BPI es el cuarto grupo financiero portugués por volumen de negocio y cuenta 41.434 millones de euros en activos. Su foco es la banca comercial con empresas, instituciones y particulares, domésticos e internacionales.
Fundado en 1998, controla en Portugal una cuota de mercado cercana al 10% -gestiona un 8% de la cartera nacional de crédito y el 16% en activos bajo gestión-, dispone de 650 sucursales, 6.000 trabajadores en plantilla y 1,7 millones de clientes. En Angola es el líder, con el 50% de la tarta de negocio, a través de su filial BFA, 1,3 millones de clientes, 2.500 empleados y 189 sucursales. Si bien este negocio será del que tendrá que desinvertir tras el acuerdo.
Por otra parte, la entidad lusa constituye uno de los vértices en la red de aliados tejida por Caixabank con bancos participados para operar en otros países. Mientras BPI es pasarela para el mercado luso y, hasta ahora, también el trampolín a mercados africanos como Angola o Mozambique; el Grupo Financiero Inbursa facilita la conexión con México, Bank of East Asia con Hong Kong (ambos han sido traspasados a Criteria) y Erste Group a Europa Central y del Este.
La Caixa irrumpió en BPI con la compra del 18,87% en manos de Banco Itaú en la primavera de 2012, participación que subiría posteriormente al 48,97%, aprovechando una ampliación del banco para recapitalizarse, si bien con intención de colocar posteriormente una parte a un tercero. La oportunidad la aprovechó precisamente Santoro Finance, que le recompró un 9,43% y engordó su participación hasta el 18,6% actual.
El 51% del banco es suficiente
En su oferta de 2015, CaixaBank ya adelantó que el objetivo de la opa era tomar una participación de control político y mayoritaria de BPI, pero que para ello no era necesario adquirir la totalidad de las acciones del banco.
Aunque la oferta la presentó sobre el 55,9% del capital que no controlaba, para el banco es suficiente con alcanzar una participación del 51% para tomar el control. Con las líneas generales de la operación que se está diseñando, CaixaBank ya superaría ese nivel al comprar sus títulos a Santoro (alcanzaría el 62,7% del capital). Si, posteriormente, alcanzara una participación de hasta el 75% del capital, la inversión total sería inferior a los 600 millones.