La 'fiebre' del bourbon acaba con los barriles para almacenar este tipo de whiskey
elEconomista.es
El whiskey bourbon está de moda. Su demanda crece año tras a año y parece que este ejercicio será víctima de un 'cuello de botella' en su cadena de producción (algunos de los eslabones de esta cadena no podrá hacer frente a la fuerte demanda), no hay suficientes barriles para almacenar tanda producción de Bourbon. Tal es la escasez, que algunos destiladores están pagando un 70% más (unos 250 dólares) por barril.
Y es que el éxito de este tipo de whiskey es mundial, parece que el buen hacer de los productores tiene mucho que ver en la elevada demanda de bourbon. Según explicaban en un artículo del New York Times, los productores de este tipo de whiskey han sabido cuidar a sus clientes y a los distribuidores: "Hemos sido reacios a subir nuestros precios por encima de la inflación, a pesar de la fuerte demanda. Nuestro negocio piensa en el largo plazo", no en los grande beneficios temporales, explica Mark Brown, director ejecutivo de Buffalo Trace, una de las marcas más importantes de bourbon.
Con esta política, Brown asegura que muchos adeptos del vodka han cambiado su forma de pensar, probaron el bourbon a un precio asequible y ahora ya no compran vodka. La elevada demanda de este whiskey de calidad ha llegado a dejar secas las estanterías de los establecimientos que venden esta bebida. Ante la escasez, el bourbon ha llegado a alcanzar precios de cuatro cifras en el mercado negro, ese es el precio real que algunos consumidores estaban dispuestos a pagar por consumir el preciado licor. Sin embargo, los productores han preferido mantener precios y conquistar mayor cuota de mercado.
Escasez de barriles
McGinnis es el dueño de una compañía que produce barriles para albergar el preciado bourbon. Según explica este empresario cada día recibe al menos unos cuatro correos solicitándole el envío de más barriles. Pero este empresario no puede afrontar todas la peticiones, tan sólo está cumpliendo con las solicitudes de los clientes más fieles. El resto de solicitudes quedan en una lista de espera que en la que hay pedidos para tres años.
Tal y como publica The Wall Street Journal esta escasez de barriles refleja un cuello de botella en la cadena de producción. Además este fenómeno se produce en dos partes de la cadena. Primero, los productores de barriles no están siendo capaces de adaptarse a la fuerte demanda, pero es que los madereros que se encargan enviar la materia prima (roble blanco) para la fabricación de los barriles tampoco están siendo capaces de abastecer a los productores de barriles.
Y es que la producción artesanal del bourbon complica el todo el proceso. Este whiskey necesita un mínimo de dos años en el barril de roble blanco para alcanzar el sabor y las propiedades que lo convierten en bourbon. Después, esos barriles no se pueden volver a usar para el mismo cometido, aunque sí para almacenar otros licores de menor calidad. Al no poder volver a utilizar los barriles obliga a los productores a comprar otros nuevos para fabricar más bourbon.
Otro factor que está condicionando a los productores de barriles son las empresas de madera, como se explica en el párrafo anterior. Y es que este incremento de la demanda ha pillado al sector a contrapie. El estallido de la burbuja inmobiliaria provocó que decenas de empresas dedicadas a la explotación de madera (para la construcción de casas y sus interiores) cerraran sus puertas.
Jeff Stringer, profesor de operaciones forestales de la Universidad de Kentucky, señala que "muchas empresas de tala de árboles cerraron su negocio o lo redujeron drásticamente tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, a día de hoy su capacidad de producción es muy limitada".
Todo ello está provocando que el precio de la madera de roble blanco se haya disparado un 20%. A su vez, este incremento influye en el precio final del barril, que también son escasos, lo que hace su precio suba más si cabe. El bourbon será el último eslabón de la cadena que sufrirá fuertes incrementos del precio ante los mayores costes de producción.