Empresas y finanzas

El transporte sufre con una subida del combustible de hasta el 21%

  • El alza de precios ya se deja notar en los productos
  • Las empresas buscan alternativas menos contaminantes

Lucía Gómez

El precio de la luz y el del gas están disparados, pero los combustibles tampoco se quedan lejos de los máximos históricos. El precio de estos productos ha subido en el último año hasta un 21,3% pese a las rebajas que han marcado en las últimas dos semanas. Todo ello hace tambalearse todavía más al sector del transporte, ya de por sí dañado con el golpe de la pandemia de la Covid-19, que sufre mientras trata de reponerse de su peor año.

En este sentido, tal y como se puede ver en el gráfico, el precio medio del litro de gasóleo -el combustible principal del transporte-, se redujo durante la semana 33, última de la que hay datos, un 0,47% hasta los 1,260 euros de media en España, de acuerdo con los registros del Boletín Petrolero de la Unión Europea. Por su parte, la gasolina también redujo su precio ligeramente hasta alcanzar los 1,417 euros, alejándose de los máximos que tocó este verano y volviendo a registros de finales del mes de julio.

Pero pese a los descensos de estas dos últimas semanas, si se comparan los precios actuales con los de hace justo un año se puede ver la curva de subida que ha experimentado su precio. En concreto, la gasolina ha subido un 21,3% mientras que el diésel ha registrado un aumento del precio del 18,7%. Esta situación dificulta todavía más el día a día del sector del transporte, que todavía no ha logrado reponerse del golpe que supuso la Covid-19 y que les llevó a considerar el 2020 como el peor año de su historia.

El aumento del precio del combustible se une a otros problemas que el sector lleva meses acarreando, como el cierre de varios puertos chinos con motivo de contagios de coronavirus que han provocado importantes atascos y han elevado el precio de los fletes marítimos hasta niveles nunca antes vistos.

Todo ello ha desencadenado un efecto dominó que, pese a que este alza de precios no se traslada inmediatamente, ya se deja notar en el coste de los productos. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE), el precio de las exportaciones españolas en el mes de julio, último del que hay datos, se disparó un 10,4% con respecto a las mismas fechas del año anterior, lo que le coloca un punto y medio por encima del precio del mes de junio. Este dato supone el mayor repunte desde que hay registros, hace ya 15 años.

Este efecto dominó, causado por la subida de los combustibles y el transporte, también se deja notar en las importaciones, cuyo coste ha aumentado un 12,9% desde julio de 2020, y dos puntos y medio en solo un mes, cifras solo vistas antes del estallido de la burbuja inmobiliaria. Siguiendo con el efecto dominó, este aumento de costes también se traslada al producto final y, por tanto, al consumidor.

En busca de alternativas

Esta situación ha llevado a las compañías del sector del transporte a buscar otras alternativas para mover sus vehículos, apostando por la inversión en desarrollo de nuevas energías. Es el caso del hidrógeno, que tras años de probar innovaciones está ahora comenzando a hacerse realidad. El sector ferroviario ha sido el primero en poner en marcha el uso de este tipo de energías alternativas al diésel que, además del encarecimiento del último año, es más contaminante. También ha empezado a verse la utilización de hidrógeno en autobuses urbanos, mientras que el uso de este combustible para la aviación o los largos recorridos tendrá todavía que esperar.

Sea como fuere, las compañías van avanzando y, en este sentido, Toyota ha anunciado su intención de fabricar en serie módulos de pila de combustible de hidrógeno para camiones a partir de 2023 con el objetivo de vender los módulos de pila de combustible integrados para que otros fabricantes de camiones y autobuses puedan incorporarlos a sus propios diseños.

Otra de las alternativas que está entrando con fuerza para sustituir al diésel en el sector del transporte es el biocombustible, una opción en alza para la aviación. Repsol ha completado con éxito la fabricación del primer lote de biojet del mercado español producido a partir de residuos, un hito para la descarbonización.