Empresas y finanzas
Telefónica reducirá su deuda en 2.000 millones en un año
- La generación de caja y ventas de activos permitirán un saneamiento casi récord
Antonio Lorenzo
El año pasado quedará grabado en la memoria colectiva por la catarsis global de la pandemia, con sacudidas en todos los ámbitos de actividad, pero también se recordará por la capacidad de las empresas para sobreponerse a las dificultades. Ese es el caso del Grupo Telefónica. La teleco respondió a las imperiosas necesidades de servicios de conectividad del conjunto de la sociedad de forma sobresaliente, gracias a la calidad y cantidad de sus infraestructuras de telecomunicaciones.
El teletrabajo, la tele-enseñanza, el ocio digital, el vídeo en streaming, la telemedicina y las videoconferencias laborales y familiares protagonizaron un salto exponencial en los últimos meses, y todo eso sucedió gracias a las inversiones previas en las redes.
Telefónica también cumplió su estrategia de creación de valor, reducción de deuda, digitalización de los negocios y satisfacción al cliente. Su ritmo de generación de caja ha sido tan intenso que, incluso sin necesidad de desinversiones, solo con la generación orgánica de la propia actividad, la multinacional ha logrado mejorar su saneamiento en los doce meses de 2020.
El último dato disponible sitúa la deuda del grupo en 36.676 millones de euros, de finales del pasado septiembre, tras reducir el lastre en 525 millones de euros solo durante el pasado verano. El consenso del mercado espera una reducción interanual de deuda de 2.000 millones de euros en el año, lo que supondría duplicar el recorte realizado entre los pasados meses de enero a septiembre de 2010.
Solo hasta finales del pasado septiembre, el dato se situaba en los 1.617 millones de euros, con reducciones trimestrales a lo largo del ejercicio próximas a los 500 millones de euros. Por lo tanto, de mantenerse la tendencia en los tres últimos meses de 2020, la compañía que preside José María Álvarez-Pallete logrará un recorte del apalancamiento casi récord en el grupo, aunque lejos del saneamiento de 3.330 millones de 2019.
Además, todo lo anterior se ha producido en las peores condiciones macroeconómicas posibles. Como ocurrió con el conjunto del sector, Telefónica sufrió durante 2020 el zarpazo de la reducción de ingresos, con el negocio de roaming reducido a su mínima expresión por las propias limitaciones de movilidad internacional; pero también digirió quinina con el revés de las divisas en Latinoaméricas, con un tipo de cambio esquivo durante gran parte del ejercicio.
En el tercer trimestre, la mejora secuencial de FCF (flujo libre de caja), respecto al trimestre anterior, se situó en 1.579 millones de euros, un 13,2% más términos interanuales interanual) y 2.801 millones en los nueve primeros meses de 2020.
Si a la referida generación de flujo de caja se añaden las desinversiones formalizadas en Centroamérica y las apalabradas con American Tower, el tijeretazo permitirá al grupo cumplir con creces los objetivos de desapalancamiento del curso.
En espera de Reino Unido y Brasil
Los frutos de la fusión de los activos británicos de Telefónica y Liberty Global, a través de O2 y Virgin Media, llegarán en los próximos meses, en cuanto la operación supere todos los requisitos regulatorios. Cuando eso suceda, Telefónica disfrutará en el Reino Unido de un poderoso generador de ingresos y sinergias. Y lo mismo sucederá en cuanto Brasil consolide las tendencias y se sacuda la crisis. A poco que aporte ese gran mercado, el grupo disfrutará de un notable repunte.