Repsol lanza su primer proyecto de captura de carbono en Indonesia
- Estará operativo en 2023, en un pozo con reservas para tres años de consumo anual de España
- Los costes de la captura y el uso del CO2 pueden alcanzar hasta los 1.600 euros por tonelada
- La cartera global de proyectos de esta tecnología asciende a 23.000 millones
Tomás Díaz
Repsol tiene previsto desarrollar su primer proyecto de Captura y Confinamiento de Carbono (CCS) en Indonesia, en el gigantesco yacimiento de Sakakemang, con reservas suficientes para cubrir todo el consumo de España durante dos años. La petrolera construirá una planta para separar el gas del CO2 e inyectará éste en otro yacimiento de hidrocarburos de las proximidades, ya agotado. Si se cumplen los plazos previstos, debería estar operativo en 2023
Repsol quiere ser una compañía neutra en emisiones de carbono para 2050 y parte de su estrategia consiste en evitar que el CO2 emitido con sus actividades se libere a la atmósfera. Ya ha lanzado un proyecto de Captura, Confinamiento y Uso de Carbono (CCUS) en Bilbao, donde va a destinar 60 millones de euros en una planta de combustibles sintéticos a partir de CO2 de la refinería de Petronor.
Y ahora quiere adentrarse en el terreno de la captura del CO2 emitido directamente en la extracción de hidrocarburos. Así lo anunció la semana pasada Luis Cabra, director general de Desarrollo Tecnológico, Recursos y Sostenibilidad de la compañía, durante un acto telemático de la Fundación Repsol.
Este primer proyecto de CCS tendrá lugar en Sakakemang, un yacimiento de gas descubierto en 2018 al sur de la isla de Sumatra con un volumen de reservas recuperables de 2 billones de pies cúbicos de gas. Lo opera la petrolera presidida por Antonio Brufau, que tiene una participación del 45%, mientras que otro 45% es de la estatal Petronas y el 10% restante de la japonesa Moeco. En julio de 2019 alcanzó un acuerdo con PGN para venderle de 400 a 500 BBTUD diarios.
Planta especial para separar el CO2
"Vamos a extraer el gas y vamos a instalar una planta de separación del CO2 del gas natural; el gas natural limpio de CO2 irá a la comercialización y el CO2 lo comprimiremos y lo inyectaremos en un campo de gas agotado cerca del nuevo campo en producción", dijo Cabra.
El gas de Sakakemang tiene un 25% de CO2, una concentración alta, con elevado potencial de efecto invernadero, pero que facilita separar el carbono del metano. Ambas cosas lo hacen perfecto para los planes de Repsol... Y los del Gobierno indonesio: según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el país tiene un gran potencial para el CCS, y quiere aprovecharlo.
De acuerdo con un reciente informe de la AIE, el valor de la cartera global de proyectos de CCUS que está a punto de recibir la decisión final de inversión asciende a 23.000 millones de euros, prácticamente el doble que en 2017. Más de 30 proyectos de escala comercial se han anunciado desde entonces, la mayoría en EEUU y la UE. En lo que va de año se han comprometido inversiones por unos 3.500 millones.
Repsol, concretamente, lleva más de tres meses trabajando en el proyecto y negociando con el resto de actores implicados: "nosotros no estamos solos en Indonesia; hay un país y una empresa nacional de hidrocarburos que tiene que autorizar los costes, porque ellos corren con parte", puntualizó Cabra, antes de añadir que cuenta con ello: "lo tenemos que asumir, porque no sería admisible hacerlo de otra forma".
Luis Cabra: "Tenemos que asumir la captura de CO2, porque no sería admisible hacerlo de otra forma"
La petrolera apunta a elEconomista que su nuevo Plan Estratégico dará más detalles del proyecto, pero anticipa que va a analizar la opción de usar el CCS en todos los casos en que se den las condiciones geológicas adecuadas.
Hasta 1.600 euros por tonelada de CO2
El coste del CCS y el CCUS es elevado y depende del tipo de tecnología aplicada, de la concentración de CO2 y del uso que se le vaya a dar una vez aislado, como fabricar amoniaco o usarlo en los refrescos, por citar dos ejemplos.
Su potencial de abaratamiento, no obstante, es muy alto, como señala la AIE, que también considera que no se podrán alcanzar los objetivos globales de descarbonización si no se utiliza la técnica.
Los datos presentados en una Jornada del Esade por Jaime Martínez Juez, director de Tecnología de Repsol, consideran una horquilla de 22 a 60 euros por tonelada de CO2 en la fase de la separación y captura, dependiendo de que se haga antes de su combustión o después. La opción más barata es la primera -hasta 30 euros por tonelada de CO2-, empleada para la producción de amoniaco o la producción de hidrógeno.
Si se quiere recuperar el carbono directamente de la atmósfera, opción posible, pero aún en una fase temprana de I+D, los costes van de 160 a 300 euros por tonelada de CO2, en este caso según las cifras de la AIE.
A la hora de confinarlo en el subsuelo, técnica bien conocida y empleada sobre todo en EEUU para los pozos en declive, los costes bajan: de 2 a 22 euros por tonelada de CO2, dependiendo de las formaciones geológicas en las que se vaya a inyectar.
Y si va a tener otro uso, exige unos 180 euros por tonelada de CO2 al fabricar materiales de construcción, 350 euros por tonelada de CO2 para los combustibles sintéticos y el metanol, y unos 1.600 euros por tonelada en el caso de los polímeros.