Empresas y finanzas

La ola de quiebras se duplicará en compañías con una deuda superior a 1.000 millones de dólares

  • En lo que va de año, alcanza los 2,1 trillones de dólares a nivel mundial
  • La Fed ha logrado mantener abierto el mercado para todo tipo emisiones
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elEconomista.es

Desde principios de enero, más de 30 compañías estadounidenses con una deuda de más de 1.000 millones de dólares se han acogido a la Ley de bancarrota y es probable que ese número supere las 60 para fines de año por el aumento del endeudamiento tras el paso de la pandemia, según Edward Altman, creador de la fórmula Z-score que anticipa las quiebras corporativas y profesor emérito de la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York. Para el académico las bancarrotas solo acaban de empezar.

Las emisiones de bonos corporativos alcanzan niveles récord este año. Alcanzan 2,1 trillones de dólares, y casi la mitad proceden de empresas de EEUU. Si bien la intervención de la Fed ha permitido facilitar el acceso al crédito de estas compañías, Altman considera que solo se está retrasando lo inevitable, cientos de quiebras empresariales. Fitch Ratings estima que el impago de los bonos corporativos mundiales este año podría exceder los niveles alcanzados durante la recesión mundial en 2009.

"Hubo una gran acumulación de deuda corporativa a finales de 2019 y pensé que se estaban preparando para la crisis del coronavirus", explica Altman a Bloomberg, "pero ahora parece de que se han vuelto locas para emitir deudas". Los nuevos brotes de coronavirus no anticipa nada bueno para las finanzas corporativas.

Chesapeake Energy, una de las pioneras en el fracking, y Brooks Brothers, la mítica tienda de trajes para hombre, se han declarado en bancarrota, figura jurídica al concurso de acreedores, en los Estados Unidos en las últimas semanas.  "La velocidad y magnitud del aumento de la deuda corporativa este año plantea riesgos para una economía mundial frágil", apunta Ayhan Kose, responsable del Banco Mundial. Los países donde una gran proporción de los préstamos están en moneda extranjera o por períodos más cortos son particularmente vulnerables, ya que enfrentan riesgos de fluctuaciones en los tipos de cambio y también están obligados a refinanciar las emisiones más pronto, indica para explicar la complejidad de la situación.

Para algunos expertos, se trata de un mecanismo defensa ante el miedo que el mercado de crédito quede seco en la segunda parte del año, afirma Xavier Jean, director senior de calificaciones corporativas de S&P Global Ratings ; pero otras compañías lo hacen por necesidad ante el estrangulamiento de sus operaciones habituales. Y advierte de que si la situación no cambia pronto, poco podrán hacer para evitar la quiebra.