Frenar la obsolescencia en los hospitales cuesta 1.600 millones
- Un 44% de los equipos médicos tienen más de 10 años
- La donación de Amancio Ortega ha impedido que la situación sea peor
Javier Ruiz-Tagle
La patronal de la tecnología sanitaria, Fenin, publica un informe sobre el estado actual de la tecnología médica en los hospitales españoles y los datos arrojan que, de media, un 44% están anticuados. Ante esta cifra, la federación asegura que la inversión debe ser de 1.600 millones en cuatro años.
La obsolescencia de los equipos médicos de un hospital es un problema silente pero muy grave para el sistema sanitario. Hoy en día, según el informe Perfil Tecnológico Hospitalario, editado por la patronal de las tecnologías sanitarias, Fenin, de media, el 44% de los equipos tiene más de diez años.
Las soluciones que contempla el estudio son dos: a nivel de inversión y a nivel de contratos. "Necesitamos 1.600 millones de euros a cuatro años para paliar el nivel de obsolescencia actual y para los próximos cuatro años. Con esta inversión se podría lograr que el parque tecnológico no sea obsoleto, pero si seguimos con el nivel actual de inversión la situación en cuatro años será muy grave", explica la secretaria general de Fenin, Margarita Alfonsel.
La dirigente de la patronal ha señalado que solo la donación que ha realizado la Fundación Amancio Ortega ha permitido que la situación no sea más alarmante. "Donó 320 millones y eso ha permitido que los dispositivos de imagen médica estén a un nivel notable", añade Alfonsel.
Desde la patronal también aseguran que son conscientes del estado de infrafinanciación que sufre la sanidad y aseguran que se comportarán como socios leales. Por ello, están abiertos a explorar cualquier tipo de contrato dentro del marco legal que proporciona la nueva Ley de Contratos con el Sector Público. "Nosotros propondremos fórmulas de riesgo compartido, compra pública innovadora o consulta previa al mercado", asegura.
Las consecuencias de no abordar a tiempo esta obsolescencia, según Fenin, provoca diagnósticos menos precisos y tratamientos menos eficaces. Además de los percances sanitarios que ello implica, desde una perspectiva económica, es más caro abordar una enfermedad en una fase avanzada y además tiene menos expectativas.