Empresas y finanzas
Villar Mir gana tiempo para avanzar en el redimensionamiento del grupo
Javier Mesones
Asfixiado por las deudas y los elevadísimos costes asociados ante los que los resultados operativos se tornaban insuficientes para enfrentarlos, el Grupo Villar Mir (GVM) ordenó hace seis meses la búsqueda de compradores para la mayoría de las empresas que lo integran. Una medida extrema que su fundador, Juan Miguel Villar Mir, trató de evitar durante años. Se desprendió de sus participaciones en Abertis y en Colonial, de Torrespacio y hasta de una buena parte de su otrora joya de la corona, OHL. Pero la realidad, con tres ejercicios consecutivos en 'números rojos' millonarios y unas perspectivas preocupantes para sus principales participadas, ha terminado por imponerse.
El primer paso hacia un drástico redimensionamiento del 'holding' empresarial lo acaba de dar con la venta de Fertiberia. El pasado viernes el grupo familiar anunció un acuerdo con el fondo Triton Partners para traspasar el 100 por cien del fabricante de fertilizantes y productos químicos industriales, uno de los mayores actores internacionales en este negocio. El importe de la operación no ha trascendido, aunque en el mercado estiman que podría oscilar entre los 150 y los 200 millones de euros. Con ello, el grupo presidido por Villar Mir podrá amortizar una parte notable de su deuda. Por un lado, hará frente al préstamo que le hizo en 2016 su participada OHL y, por otro, también reducirá el crédito que le concedió el fondo monegasco Tyrus en noviembre pasado.
GVM debe a OHL, de la que ostenta el 32 por ciento de su capital –el 30,6 por ciento de manera directa y el 1,4 por ciento a través de derivados que vencen el próximo otoño– 110,4 millones de euros más los intereses devengados –aproximadamente 120 millones en total–. De esta cantidad, 75,6 millones corresponden a la matriz y 34,86 millones a Pacadar, una filial dedicada a la construcción y montaje de prefabricados de hormigón armado pretensado. Esta sociedad también está en venta y previsiblemente se cerrará en próximas fechas. El acuerdo entre Villar Mir y la constructora le da de plazo para saldar estas deudas hasta septiembre de 2020, aunque en su interés –paga entre el 5 por ciento y el 5,5 por ciento anualmente– está hacerlo cuanto antes.
Pero con Fertiberia y Pacadar no será suficiente. La refinanciación acordada con el fondo de Mónaco a finales del pasado año por 365 millones de dólares (328 millones de euros) implicó una extensión del vencimiento hasta finales de 2022 –ampliable hasta mediados de 2023–. Esta deuda será ahora reducida parcialmente, pero aún superará ampliamente los 200 millones; y con unos tipos leoninos, que en el mercado estiman cercanos al doble dígito.
Es por ello que el objetivo de Villar Mir es reducir al máximo este pasivo. Cuenta con dos bazas, fundamentalmente: el 30,6 por ciento de OHL y el 55 por ciento de Ferroglobe. A los precios actuales, estas participaciones alcanzan un valor de 89 millones de euros –el mercado premió ayer la venta de Fertiberia con un alza de la constructora del 8,8 por ciento– y 110 millones de euros, respectivamente. La suma de ambas, por tanto, tampoco le alcanza.
La 'niña bonita'
El traspaso de Fertiberia le concede un respiro a
Villar Mir, que gana así tiempo para tomar decisiones sobre el futuro del
grupo. Contrató a Lazard para asesorar en la búsqueda de potenciales
compradores para Ferroglobe –y también para Fertiberia–, si bien el desplome
bursátil experimentado complica la operación. Asimismo, fichó a Société
Générale para explorar una desinversión en OHL sin que hasta la fecha haya
trascendido ninguna oferta formal. Una desinversión total, del 30,6 por ciento,
implicaría un proceso de opa (oferta pública de adquisición). Fuentes
conocedoras del proceso apuntan a que GVM tiene la intención de acometer una
venta parcial ante la expectativa de que la empresa remontará el vuelo en los
próximos años. Considera que al precio actual sería malvenderla, señalan las
mismas fuentes.
Además, la constructora siempre ha sido la 'niña bonita' de Villar Mir. Fue con ella, con la compra por una peseta de Obrascón, con la que comenzó su imperio empresarial. De hecho, las reticencias del que fuera ministro con Leopoldo Calvo-Sotelo para deshacerse de OHL han sido máximas. Sus herederos, con su primogénito, Juan Villar-Mir de Fuentes a la cabeza, sin embargo, sí son partidarios de su traspaso para eliminar del perímetro un negocio con márgenes muy acotados y riesgos muy elevados.
Sea como fuere, el futuro del Grupo Villar Mir discurre por un severo adelgazamiento, sostenido principalmente en sus dos negocios saneados, Inmobiliaria Espacio y Villar Mir Energía; un emporio venido a menos, pero sin deudas desproporcionadas y que al menos sea rentable.