La divisa borra las ganancias del 4,5% que acumulaba en los últimos meses y se cambia por 1,12 euros como en eneroLa divisa británica, icono de la independencia monetaria del Reino Unido, volvió ayer a situarse en los niveles en los que comenzó 2018, en torno a los 1,12 euros, y borró las ganancias cercanas al 4,5 por ciento que había acumulado desde que tocó los mínimos anuales a finales de agosto. Sin embargo, el optimismo de los inversores en los últimos días ante la posibilidad de que los negociadores británicos y de la Co-misión Europea alcanzasen un acuerdo se desvaneció ayer con la división de varios ministros en Downing Street. Once de los veintinueve miembros del gabinete que preside Theresa May rechazaron la propuesta y la libra se depreció en torno a un 2 por ciento en las dos últimas sesiones, quedándose muy cerca de los 1,09 euros por libra -la cotización más baja que registró en 2016, tres meses después del referéndum que dio vía libre a la salida del país de la Unión Europea-. La sterling alcanzó sus máximos del año frente a la moneda común a mediados de abril, cuando se acercó al cambio de 1,16 euros para retroceder a continuación un 5 por ciento, hasta los mínimos del año que registró en la zona de 1,10 euros. Por su parte, el índice de referencia de la Bolsa de Londres terminó las dos últimas sesiones con un ligero descenso del 0,3 por ciento con respecto al día anterior y no se ha desprendido del impulso bajista por el que pierde casi un 11 por ciento desde los máximos anuales que logró en mayo. No obstante, "solo un tercio de las cotizadas del FTSE 100 tienen negocios domésticos", advierte la gestora de Schroder Sue Noffke. Por otro lado, "la perspectiva de un desafío por el liderazgo es la mayor amenaza para May y, por tanto, para la libra", explica Ranko Berich, director de análisis de Monex Europe. "Al fin, si el acuerdo es aprobado en el Parlamento, y eso es algo que parece muy grande en este mo-mento, somos muy constructivos con respecto a la libra. Los salarios están subiendo y es probable que la economía disfrute de un efecto de puesta al día conforme se tomen decisiones sobre inversión que estaban pendientes", añade el analista. Sin embargo, como el acalorado parlamentarismo británico demuestra, el plan de May no está asegurado. "La probabilidad de que así sea es del 55 por ciento", señala Keith Wade, economista jefe de Schroders, en declaraciones a elEconomista. "Hay un 45 por ciento de que la política vaya rematadamente mal, de que no se produzca un acuerdo", subraya el experto. A la espera del voto decisivo en Westminster, "lo más probable es que veamos una mayor volatilidad de los activos británicos durante las próximas semanas", alerta Esty Dwek, estratega de mercados en Natixis IM, pero se aventura a decir que se alcanzará un pacto, "ya que la falta de acuerdo se percibe como algo peor". Ante la sensibilidad de las bolsas al nuevo periodo de incertidumbre que se abre, los inversores se refugiaron ayer en los bonos de deuda británica y alemana. La rentabilidad del bono inglés a diez años sufrió su mayor caída en el año, al perder 13,3 puntos básicos, y vio aumentar las compras de deuda, mientras que el interés del alemán se relajó 3,8 puntos básicos durante la jornada.