El nuevo acuerdo con Bouygues sitúa el mayor negocio al otro lado de PirineosFrancia se convertirá este año en el primer mercado para Cellnex, por delante de España e Italia, que lidera el negocio de la compañía hasta ahora, tras las operaciones anunciadas en 2019 y los primeros meses de 2020, y la operación desvelada ayer, según su consejero delegado, Tobías Martínez. Esta última consiste en el acuerdo estratégico con Bouygues Telecom para desplegar y operar una red de fibra óptica que interconectará las torres de telefonía 5G, emplazamientos y centros de edge computing, que permitirán llevar las capacidades y prestaciones de la nube a lo más cerca de los dispositivos.En rueda de prensa para presentar los resultados de 2019, Martínez ha explicado que Francia es el primer país receptor de las inversiones, con más de 5.000 millones de euros comprometidos, y donde Cellnex más está creciendo.Asimismo, Reino Unido también se convertirá en uno de los principales mercados para la multinacional española de telecomunicaciones una vez cierre este año la compra de la británica Arqiva por 2.000 millones de libras, lo que prevén sin contratiempos una vez se complete la autorización de las autoridades de competencia.Tras las inversiones por casi 4.000 millones de euros de 2019, que ascienden a 7.700 millones sumando importes comprometidos y que suponen aumentar las ventas bajo contrato un 144% respecto a 2018 hasta 44.000 millones de euros-, Cellnex dispone actualmente de liquidez por otros 4.000 millones (6.000 millones si se tienen en cuenta los más de 2.000 millones previstos para Arqiva).Este mes de mayo, Cellnex cumplirá el quinto aniversario de su salida a bolsa, y desde entonces ha pasado de estar presente solo en España a contar con 58.000 emplazamientos de telecomunicaciones en ocho países europeos."Hay muchas oportunidades de crecimiento en los ocho países donde estamos, es la prioridad, aunque mantenemos la ambición de estar en toda Europa. Claro que nos gustaría estar en Alemania, igual que en Bélgica o los Países Nórdicos, pero antes de todo eso, queremos seguir creciendo en los países en los que ya estamos", ha explicado Martínez.Para conseguirlo, Cellnex no descarta nuevas ampliaciones de capital, tras las dos realizadas en 2019 por 3.700 millones: "Si las condiciones de crecimiento nos llevan a una estructura de balance que requiere una nueva ampliación de capital, el consejo de administración lo analizará y lo aprobará. Lo analiza constantemente de acuerdo con los proyectos, pero hoy no hay nada encima de la mesa".Respecto al reparto de dividendos -con aumento anual del 10% entre 2020 y 2022-, Martínez ha asegurado que los accionistas apoyan que sea reducido, porque la compañía está en etapa de crecimiento, igual que entienden que Cellnex presente un resultado neto de pérdidas: "La construcción de nuestro proyecto en Europa no se ha acabado, y no podemos precisar cuándo dejaremos de necesitar reinvertir los flujos de caja. No estamos preocupados por el resultado contable positivo de beneficio o no, porque nunca nos hemos comprometido con los inversores a tener beneficios. Si no, la acción no se revalorizaría un 95% como en 2019 ni se cubrirían las ampliaciones".Ventas mil millonariasCellnex Telecom ya ha superado la barrera de los 1.000 millones de euros en ingresos anuales, tras elevar sus ventas el 15%, hasta los 1.035 millones en 2019. El mismo ejercicio, el grupo también ha incrementado en similar proporción su ebitda, que asciende el 16%, hasta los 686 millones de euros, con un flujo de caja recurrente de 350 millones. Todo lo anterior permite a la compañía de infraestructuras de telecomunicaciones mejorar sus previsiones del año y así esperar repunte del flujo de caja libre recurrente por encima del 50% y un ebitda de entre 1.065 y 1.085 millones. Los anteriores datos se desprenden de los resultados de un ejercicio en el que la compañía española ha reducido sus pérdidas el 40%, hasta cifrarlas en 9 millones de euros, frente a los 15 millones de 2018. Los números rojos, que prevén mantenerse en los próximos trimestres, son consecuencia de la propia dinámica de crecimiento a través de compras de emplazamientos, lo que a su vez arroja mayores amortizaciones y costes financieros, que el año pasado se incrementaron el 24,3% y el 32,2%, respectivamente.