El profesor de Finanzas Arturo Bris, uno de los cien académicos finacieros más leídos en el mundo, nos habla acerca del porvenir del mercado laboral, después de participar como ponente del encuentro anual de la escuela de negocios EADA en Barcelona.Ha venido a Barcelona a hablar del futuro del trabajo. Con la revolución tecnológica, ¿qué puede hacer un trabajador para adaptarse?Lo que es fundamental para el futuro es prepararse para trabajos que todavía no existen y, sobre todo, para trabajos fuera de lo que se hace actualmente. ¿Ve viable la reivindicación de acortar la jornada laboral, aprovechando la eficiencia de las tecnologías?Lo que va a pasar en el futuro es que las jornadas se van a reducir naturalmente, porque las tareas que realizaremos serán muchísimo más eficientes y productivas. Seremos capaces de producir mucho más en menos tiempo. Al mismo tiempo, creo que nos vamos a mover desde el concepto de trabajo al de tareas. Así, un trabajador podrá realizar tres tareas diferentes durante el día, que pueden ser trabajos a tiempo parcial, probablemente para la misma empresa.Ahora se da el fenómeno de la esclavitud de la conectividad constante, ¿hasta qué punto se cumple el derecho a la desconexión digital?Hemos estimado, basado en estudios de las Naciones Unidas y otros, que en 2030 el 40 por ciento de los trabajadores serán independientes. No tendremos un contrato fijo con una empresa. Hay países, por ejemplo en Suiza, donde ya hay gente que trabaja al menos un día a la semana desde casa. Usted identifica megatendencias que están cambiando la manera en que trabajamos ¿cuáles son?Una principal es la tecnología. Evidentemente, con tecnologías como blockchain e inteligencia artificial (IA) trabajamos diferente. Ahora realizamos tareas que ya no son mecánicas, sino creativas. Al mismo tiempo, la tecnología tiene efectos secundarios, como la globalización. Además, también pueden llegar a reemplazar a los trabajadores en trabajos que son eminentemente productivos (fabricación de automóviles, tareas agrícolas...). Eso quiere decir que los trabajos del futuro no tendrán que ser necesariamente productivos, simplemente serán una tarea que produzca satisfacción personal, pero que no necesariamente genere valor.¿Cómo cambiará en el futuro la carrera profesional de cada persona?Lo que vemos ahora que sucede es que las carreras profesionales van en paralelo con la educación porque las habilidades necesarias cambian. Por tanto, existe una mayor movilidad. Los trabajos de por vida ya no van a existir, no porque las empresas ya no los provean, sino porque al cambiar las necesidades del mercado y la tecnología, los trabajadores quedarán obsoletos. Y, al mismo tiempo, el aprendizaje será más rápido. Ahora en tres días tienes tiempo suficiente de aprender una tarea nueva.La revolución tecnológica no solo afecta al empleo, sino también a las empresas ¿también se cumple el lema de adaptarse o morir?Sin duda. Uno de los factores diferenciales fundamentales que vemos en los países es la capacidad de adaptación a las tecnologías. Ésta tiene un componente cultural y, por tanto, hay que preparar a los individuos para que conozcan las tecnologías y para que las adopten. La agilidad es lo que marca la gran diferencia entre los bloques económicos en cierta manera. Suiza tiene una adaptabilidad muy ágil, ¿cuál es la situación en España?En España el problema no es tanto la agilidad de los negocios sino la agilidad individual, es decir, la aceptación individual de la tecnología. Todavía somos bastante renuentes a aceptar tecnologías como, por ejemplo, compras online o utilización de dispositivos, comparado con otros países. Evidentemente, ha aumentado mucho, pero hay países, como China o Estados Unidos, donde esta actitud es mucho mayor con la tecnología.Un sector donde los cambios están siendo muy relevantes es el financiero. 'Fintech', criptomonedas, ¿son una moda que se desinflará o una evolución que viene para quedarse?Fintech es una tecnología disruptiva, es decir, que hace que los modelos de negocio existentes se hacen obsoletos y desaparecen. El mundo del Fintech es realmente excitante, porque ya estamos viendo cambios y al mismo tiempo vemos cómo las empresas establecidas, los grandes bancos y las grandes aseguradoras, en cierta manera, son todavía incapaces de adaptarse plenamente o por barreras culturales o por incapacidad simplemente de su tamaño o por la regulación. ¿Qué papel juegan los países en el escenario digital global?Una cosa que nos preocupa mucho en IMD es la desigualdad digital. Es el hecho de que una de las fuerzas fundamentales en el éxito digital de las empresas son los gobiernos. Por ejemplo, el 90 por ciento de la inversión en IA en todo el mundo hoy la llevan a cabo dos países: China y Estados Unidos. El tercer país es India y el cuarto Gran Bretaña. Si excluimos todos estos países, en la zona euro la inversión es marginal. Esta desigualdad digital va a a umentar las desigualdades económicas también. Los países peor posicionados en tecnología son los de África y America del Sur, que son, además, menos competitivos y desarrollados. Por tanto, hay que prever este tipo de problemas y proteger esas economías que no salen beneficiadas.