Más allá del mitin: el perro de Rivera, el tigre de Abascal o el reggaeton de Podemos

Aunque se sigue haciendo, el mitin no es suficiente. Por eso los políticos despliegan sus facetas más campechanas y llamativas en campaña. La última, la simpatía de Albert Rivera con los perros, en concreto con Lucas, el arma secreta del candidato de Ciudadanos ante un debate decisivo sobre todo para su formación. Especial Elecciones Generales.

"Es para comérselo. Aún huele a leche. Es un bebito", dice Albert Rivera en una publicación en Instagram que está dando que hablar desde ayer. Tal ha sido la repercusión, que el cachorro tiene hasta sus propias cuentas en redes sociales. Todo por la remontada. Y es que el líder naranja  también vende camisetas de 'liberal ibérico', una crítica de la que el partido ha hecho eslogan. Aunque más tirón tuvo, sin duda, su posado sin ropa cuando Ciudadanos se daba a conocer.

No es el primer perro en política. Releva a Pecas, en paz descanse, el perro de Esperanza Aguirre con el que la popular se paseaba por las calles y que también tuvo cuenta de Twitter, por cierto, gestionada por la hoy presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Abascal sube la apuesta

A Santiago Abascal sin embargo un perro se le hace poco. Vox reaccionó a la publicación de Rivera compartiendo una imagen del candidato a la Moncloa con un tigre. 

Además de amigos de los animales, los políticos se muestran abiertos a otras actividades. Si no que se lo digan a Miquel Iceta, que no se priva de un buen baile. En cuanto al cante, aquí la lucha está más reñida.  De rumba a reguetón. Antonio Miguel Carmona, Juan Carlos Girauta a Ada Colau han hecho sus pinitos en la música para captar votos.

Podemos acaba de lanzar también un videoclip para recordar a Pedro Sánchez su devaneo Rivera. Eso sí, Iglesias no se anima a cantar.

Sánchez, que esta campaña está más comedido, llegó a jugar un partido de baloncesto, deporte que practica, en silla de ruedas. Su ministro, en funciones, Pedro Duque, no se ha rendido a la posibilidad de darse un chapuzón en la reserva de la isla de Tabarca. Todo por movilizar el voto.