Editoriales

Unas previsiones fiscales cuestionables


    elEconomista.es

    El ministro Cristóbal Montoro impresionó al vaticinar que la recaudación por impuestos avanzará este año un 7,8%. Se trata de un aumento de gran envergadura, no sólo porque triplica el alza esperada del PIB en 2017. Además, supondría situar el volumen total de ingresos fiscales por encima de los 202.000 millones, una marca no vista ni siquiera antes de la crisis. El desglose de las previsiones por tributos resulta igualmente llamativo, en especial respecto a las altas expectativas depositadas en el IVA.

    Este impuesto cerró un 2016 de récord, gracias al despertar del consumo interno y al boom del turismo. Su recaudación se aupó así a los 62.500 millones, pero Hacienda cree que aún tiene potencial para rebasar esa meta en 6.000 millones, casi un 10% más. Es difícil discernir qué alimentará tan fuerte mejoría en un año en el que el PIB se desacelerará notablemente (desde el 3,3% de 2016 hasta el 2,5%) y el turismo lo tendrá difícil para batir las marcas que ostenta (más de 75 millones de visitantes y un gasto de 77.000 millones de euros).

    A ello debe sumarse, la posibilidad de que el enfriamiento económico sea mayor de lo esperado, por culpa del mayor precio del crudo o el despertar del proteccionismo comercial. El optimismo de los augurios de Hacienda es, por tanto, muy cuestionable y, como en años anteriores, muy probable que la realidad lo desmienta. El Gobierno debería ser más prudente para evitar que se repita el escenario de 2016, cuando el fracaso sin paliativos de los pronósticos obligó a subir Sociedades in extremis y con efecto retroactivo. El efecto de la mala previsión puede ser aún más pernicioso en 2017, un año en el que, según la UE, ya es probable una desviación de 2.000 millones en el déficit público.