A falta de una semana para la celebración de las elecciones generales que podrían desembocar en el cuarto mandato de Vladimir Putin al frente de un Gobierno, Rusia ha reaparecido en el punto de mira del mundo de la inversión.
El interés en el país euroasiático (que había estado congelado durante años) vuelve a reactivarse. Rusia ya es una oportunidad de compra para los analistas, que traen a colación para argüir su decisión el escenario macroeconómico más favorable al que se enfrenta el país y a la estabilidad política que le suponen al abogado y político de San Petersburgo. Y es que la estabilidad política puede ayudar a seguir manteniendo la tendencia positiva para el mercado: "Hay pocas dudas sobre el resultado de estas elecciones", aseguran los analistas. Eso sí, en ello influirá mucho cuán convincente sea la victoria de Putin.
En los últimos meses se han acumulado una conjunción de factores a favor de la economía rusa que han provocado que propios y extraños acaben fijándose en sus fundamentales. Apoyada en un precio del petróleo al alza y en una inflación que ha dejado de preocupar a los expertos (está en su nivel más bajo desde el colapso de la Unión Soviética -en el 2,2% en la lectura del mes de febrero-), Rusia ha conseguido crecer a un ritmo acelerado en los últimos trimestres, dejando el crecimiento de 2017 en el 1,5% después de que en 2015 y 2017 la economía del país se contrayese . "A medio plazo esperamos que la economía continúe expandiéndose", explica Stéphane Monier, director de Inversiones de Lombard Odier. Así, se espera que el PIB del país se expanda un 1,8% este ejercicio.
En el año 2017, los precios de la energía se han duplicado mejorando la salud de las cuentas del país: los ingresos fiscales aumentaron el año pasado gracias a este incremento, lo que llevó a una reducción del déficit gubernamental desde el 3,9% en 2016 al 2,1% en 2017. Y es que, alrededor del 40% de las exportaciones rusas provienen del sector energético.
En este sentido, se espera que de cara a los siguientes ejercicios el precio del oro negro siga incrementándose. El objetivo de normalizar los inventarios y la intención de mantener los recortes en la producción de crudo de cara a los próximos meses favorece esta visión.
"Rusia debería comenzar a beneficiarse de una mejor perspectiva de las materias primas y de los aumentos salariales antes de las elecciones de 2018", asegura Laurent Clavel, de AXA. Algo que debería desembocar en un crecimiento de la demanda interna, que ya ha empezado a desperezarse.
Todo ello ha permitido a Rusia ahuyentar fantasmas del pasado como la creciente deuda externa en moneda extranjera, un déficit presupuestario que no paraba de incrementarse y unos niveles de crecimiento muy deprimidos, además de una inflación desatada. Todo ello al calor de unas sanciones internacionales impuestas desde Estados Unidos y la Unión Europea y en medio de una crisis política y geopolítica que acabó desembocando en protestas de su población por todo su territorio.
El otro gran fantasma que ha conseguido ahuyentar Rusia es el del rublo. En 2014 la divisa del país se colapsó. Rusia entró en un círculo vicioso, ya que la caída de la moneda hizo subir la inflación y obligó al Banco Central de Rusia a ajustar su política monetaria. Ahora, cuatro años después, la situación es diferente. La divisa se ha revalorizado más de un 40% frente al dólar estadounidense desde los mínimos de 2016. Y desde Bloomberg se calcula que el valor del rublo podría continuar con su recuperación si se levantasen las sanciones antes mencionadas, pudiendo llegar a sumar cinco décimas al crecimiento del país.
"En 2018, es probable que su crecimiento se base en una mayor confianza empresarial y mejores condiciones crediticias, lo que debería respaldar el consumo y la inversión", aseguran desde Lombard Odier.
Precisamente en las condiciones crediticias mucho tendrá que ver la mejora de calificación que las agencias de rating promuevan sobre su deuda. La última en mejorarla ha sido Standard & Poor's, que en las últimas semanas ha elevado su calificación de crédito soberano a largo plazo en moneda extranjera a BBB- desde BB +.
"Las calificaciones están respaldadas por el compromiso de Rusia con la gestión macroeconómica conservadora, su sólida posición de activos externos netos, la baja deuda pública y una flexibilidad monetaria relativamente alta, incluido el régimen de tipo de cambio flexible", aseguran desde S&P.
Sea como sea, este hecho supone situar al país euroasiático dentro del grupo de países con grado de inversión. Algo que tiene una gran repercusión para su deuda países, ya que entra en el universo de los fondos que invierten en países con esta categoría de inversión. El salto fuera de la calificación de bono basura suele tener un importante efecto en el diferencial que pagan estas naciones, lo que genera importantes ganancias para los inversores. Todas estas bondades no han pasado desapercibidas para el mercado de renta variable ruso. El Imoex (antes conocido como Micex) acumula unas ganancias cercanas al 8% para el inversor europeo en 2018. Y aún hay cerca de una decena de compañías que lo componen que reciben una recomendación de compra (ver gráfico). Entre ellas destacan la de la petrolera Lukoil y la de la entidad financiera Sberbank, dos de las firmas más grandes del país euroasiático.