La corrección de la pasada semana ha quedado casi olvidada y Wall Strett ha vuelto a pisar el acelerador que ha llevado a sus principales índices a firmar su mejor semana desde la victoria de Donald Trump. La tecnología, además, no avanzaba tanto en cinco días desde 2014.
Así, al cierre semanal, el Dow Jones se ha anotado un 4,25% hasta los 25.219 puntos mientras que el S&P 500, que se sitúa en los 2.732 enteros, ha sumado un 4,3%. Por su parte, el Nasdaq 100 se ha apuntado un 5,58% y se queda en los 6.770 puntos básicos.
Desde los mínimos de la pasada semana, el Dow Jones ya se anota más de un 9% y "es precisamente esa referencia la que servirá como suelo firme de cara a los próximos meses", explica Joan Cabrero, jefe de estrategia de Ecotrader.
La semana ha estado marcada por el dato de inflación de enero publicado en Estados Unidos. El 2,1% que ascendieron los precios en términos interanuales -frente al 1,9% estimado-, agitó la renta fija. La primera reacción fue protagonizada por la deuda soberana norteamericana, donde las ventas de bonos llevaron al T-Note a alcanzar una rentabilidad superior al 2,9%, la máxima vista en los últimos cuatro años. De forma homóloga, el Bund alemán, superó el 0,76% de rendimiento.
En un primer momento, estos movimientos fueron vistos como una nueva amenaza para la renta variable al restarle atractivo a sus retornos en comparación con la seguridad de los cupones de deuda. "Aunque esperamos que la rentabilidad de los bonos siga creciendo ante la presión inflacionista, no creemos que deba ser negativo para la renta variable, ya que tanto el entorno macroeconómico mundial como los fundamentales de las compañías continúan mejorando", argumentan desde Allianz Global Investors.
No obstante, en la última jornada de la semana, las compras llevaron al 10 años americano a perder toda la rentabilidad que había ganado desde el lunes y, al cabo de la sesión del viernes se situaba en el entorno del 2,86%.