Con Repsol en particular, y el sector petrolero en general cobra especial sentido aquellos dichos populares como "que las desgracias nunca vienen solas" o "que a perro flaco todo son pulgas". El crash en los mercados y en la economía provocado por la expansión del coronavirus incrementó las dudas sobre un mercado petrolero que ya estaba debilitado por unos desequilibrios entre la oferta y la demanda que la OPEP (Organización de los Países Exportadores de Petróleo) y sus aliados no habían logrado contrarrestar.
Sin embargo, tras la última reunión del cartel en Viena, no solo no se llegó a un acuerdo para adecuar la producción a la menor demanda causada por la pandemia mundial sino que se inició una guerra de precios entre los dos mayores bombeadores, Arabia Saudí y Rusia, que hizo desplomarse al precio del crudo hasta mínimos del año 2003 por debajo de los 30 dólares por barril de Brent. Así, todo el sector ha sufrido un desplome incluso más acusado que el del propio mercado en las últimas semanas. En el caso de Repsol, el retroceso ha sido del 44% hasta cotizar en mínimos de 1993.
Pese a este escenario de incertidumbre y debilidad para la petrolera española, los analistas no han deteriorado su consejo y, de hecho, ha mejorado en las últimas jornadas hasta el punto de quedarse a las puertas de entrar a formar parte del Top 10 por Fundamentales, la herramienta que recoge las mejores recomendaciones del mercado español cada semana.
La confianza de los expertos descansa sobre la visión de que tanto el mercado general como el del petróleo se va a recuperar a medio plazo, ya que a corto, según los analistas de Berenberg, "en el primer semestre del año la demanda va a ser extremadamente débil, por lo que se va a utilizar muy poco la refinería. No obstante, el balance y el tamaño actual de Repsol le va a permitir sobrevivir a la tormenta".
Según los expertos de la firma de inversión alemana, el ebitda -beneficio antes de impuestos, amortizaciones, depreciaciones e intereses- del grupo caerá hasta los 3.500 millones de euros este año, en comparación con los 7.800 millones que había pronosticado en su Plan Estratégico, es decir, un 55% menos. Algo menos pesimistas se muestran desde Banco Sabadell, que creen que "la caída del BPA (beneficio por acción) será del 35% este año y del 15% en recurrencia, pese a que el precio de la acción está descontando un desplome de las ganancias del 60%". Según los cálculos del banco catalán, el deterioro en precio objetivo debería ser del 40% hasta los 11 euros aproximadamente, lo que todavía le deja un potencial superior al 80% y recomiendan comprar sus títulos, como el 68% de los expertos que la siguen.
Sin embargo, pese a esta caída de las estimaciones, desde Berenberg confían en que Repsol pueda mantener su política de remunerar al accionista este año, "aunque tengan que hacerlo a costa del balance".
El consenso de analistas que recoge Bloomberg ya ha empezado a ajustar sus previsiones sobre la cuantía del dividendo de este año, que según estas estimaciones será un 38% inferior al quedarse en los 62,8 euros frente a los 1,02 euros que se pronosticaban anteriormente. En todo caso, hoy se prevé que informe sobre el segundo dividendo a cuenta de 2019, el cual pagará durante el mes de julio y se espera que sea de 0,3 euros, un 40% inferior a los 0,505 euros del año 2018.