Deporte y Negocio

Ruta Xacobea AC Hotels: El ciclismo es un estado de ánimo

  • La cuarta etapa de la Ruta Xacobea AC Hotels llega a Ponferrada
  • Los productores de 'Juego de Tronos' deberían pasear por el Bierzo
  • La literatura de 'autoayuda' tendría un filón en el deporte de la bicicleta
Un grupo de integrantes de la ruta Xacobeo AC Hotels, en 'la puerta' del Bierzo.

Antonio Lorenzo
Ponferrada (León),

Hoy he visto a algunos de los tipos más felices del mundo. Iban en bicicleta. Todos son talluditos y con pesadas responsabilidades profesionales. Forman parte del pelotón de la 29 Ruta Xacobea AC Hotels que hoy ha salido de León en dirección hacia Ponferrada. Viéndoles con la sonrisa puesta, los expertos en autoayuda tienen fuente de inspiración en este deporte. El ciclismo aficionado crea estados de ánimo cuyos vericuetos piden a gritos un tratado. Y no se trata sólo de endorfinas. Nada de eso.

"Esto me da la vida", resume un peregrino cuando alza la mirada del asfalto, mientras pedalea con la plenitud de cuando le trajeron los Reyes Magos su primera bici con ruedines. Ahora son de carretera, pesan lo que uno pierde cuando se pone a régimen, llevan frenos de disco, cambios electrónicos, potenciómetros y casi ordenadores a bordo. Cambia el aspecto, pero el tuétano es el mismo: dos ruedas, dos pedales y alguien encima moviendo las piernas de forma alterna.

"El cerebro del peregrino es una máquina incesante de hormonas que generan 'doping' del bueno"

En la ruta del día, los peregrinos ciclistas han coronado el Monte Irago o Puerto de Foncebadón, considerado de segunda categoría. Como exigen los cánones, han arrojado un guijarro desde la cima del canchal que sustenta el crucero del Alto del Ferro. Dice que eso trae suerte, favores y buenas vibraciones. Luego se han dejado llevar por la pendiente hasta el río Meruelo, bajo el Puente de los Peregrinos, un tesoro medieval que todavía no han descubierto los responsables de localizaciones de 'Juego de Tronos'.

Los productores de HBO tampoco se han debido fijar en el Palacio Episcopal de Astorga, monumento capital para cualquier caminante con rumbo a Santiago. Un incendio lo convirtió en cenizas. Gracias al equilibrio de las compensaciones vitales -eso que llaman karma-, el mismísimo Antonio Gaudí recibió el encargo de reconstruirlo por parte de un amigo obispo. El arquitecto modernista empezó a trazar planos pero lo dejó a medias por culpa de ciertas disputas burocráticas que no vienen al caso. Al final, y 20 años más tarde de colocar la primera piedra, Ricardo García Guereta acabó tan neogótica faena y le quedó como recién salido de un cuento de princesas y dragones.

Mañana más. Será la cuarta y penúltima jornada. Esperan 120 kilómetros entre Ponferrada y Portomarín. El Alto de O Cebreiro, nada más dejar atrás Piedrafita, y luego el Alto do Poio. Ambos darán mucho que sudar y animarán al cerebro a generar ciertas hormonas de la felicidad que podrían considerarse 'doping' del bueno.

Sexta etapa: El ciclismo es un estado de ánimo

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