Cataluña

El gigante alemán Henkell estudia su desembarco en el grupo Freixenet

  • Los Benet y los Hevia ofrecen vender sus acciones si no tienen el control
Enrique Hevia y Jose Luis Bonet en una foto de archivo | Luís Moreno

Javier Romera, Cristina Triana, Laura Cruz (Berlín)

El gigante vinícola alemán Henkell está estudiando su desembarco en el capital de Freixenet.

Las familias Bonet y Hevia, propietarias en conjunto del 58 por ciento del capital de la bodega, han planteado a esta empresa la venta de una participación para hacer frente a los Ferrer, propietarios de otro 42 por ciento de las acciones. Henkell es propiedad del grupo Dr. Oetker, accionisat a su vez de Damm, y hace dos años se adjudicó la compra de Cavas Hill, una antiguo bodega de Nueva Rumasa, por 4,5 millones de euros.

Para Freixenet la entrada de Henkell podría suponer importantes sinergias, teniendo en cuenta que Alemania es su primer mercado internacional, pero también en el que más ha sufrido en los últimos años. Henkell declinó hacer ayer ningún tipo de comentario y desde Freixenet insisten en que todavía no hay ninguna oferta sobre la mesa y que que si esta se produce tendría que ser en el consejo de administración previsto tras Semana Santa.

La familia Ferrer, propietaria de un 42 por ciento del capital de la compañía, tiene en cualquier caso un derecho de tanteo, por lo que en el caso de que los Bonet y los Hevia decidieran vender sus acciones lo más probable es que intentaran ejercitarlo para no quedarse con una posición minoritaria. Fuentes del sector explican que, en cualquier caso, lo más probable es que ni los Benet ni los Hevia opten por salir totalmente y estén intentando, en cambio, lanzar un órdago.

Objetivo: ganar tamaño

Para Henkell, la compra de un paquete accionarial en Freixenet podría ser una buena oportunidad, en cualquier caso, para dar un impulso a su negocio en el mercado español. "Aunque son una gran empresa, en España es muy díficil llegar los grandes clientes teniendo únicamente Cavas Hill en el portfolio. Lo que ellos necesitan es tomar posiciones entre los grandes del mercado", explican las fuentes consultadas.

Lo que parece cada vez más difícil de solucionar es el enfrentamiento abierto en Freixenet. Los Hevia, a los que parecen haberse unido ahora los Ferrer, llevan años criticando la gestión de la empresa, al frente de la cual está como consejero delegado Pedro Ferrer.

La situación llegó a su punto más álgido a principios de este año cuando Enrique Hevia, patriarca del clan, planteó que si no le cedían la gestión -es actualmente el director financiero de la compañía- vendería sus acciones. A la espera de que se celebre la reunión del consejo de administración, la familia podría tener la oportunidad de acercar o alejar posiciones este próximo fin de semana, ya que tradicionalmente suelen reunirse en la celebración del día de San José.

La valoración de la empresa podría situarse en el entorno de los 500 millones de euros, aunque el importe se quedaría aproximadamente en la mitad si se descuenta la deuda bancaria.

Lejos de ceder al órdago plantedo, los Ferrer podrían estar en este sentido buscando financiación para ejercer su derecho de tanteo y comprar las acciones de los Hevia y de los Bonet en el caso de que finalmente de que éstos decidieran vender sus participaciones y presentaran una oferta de un tercero.