Castilla y León

La crisis del azúcar "amarga" el futuro de la remolacha


    Rafael Daniel
    Valladolid,

    El principal fabricante de nuestro país plantea vincular el precio del azúcar con el de la remolacha ante las cotizaciones en mínimos históricos del edulcorante por la sobreproducción mundial tras el final de la cuotas.

    Al sector azucarero de la UE se le ha atragantado el final de las cuotas. La liberalización de la producción a principios de 2017 ha provocado un excedente que ha hundido los precios a mínimos históricos y ha llevado a números rojos a las grandes molturadoras europeas. En España, el principal operador, Azucarera, ya plantea vincular a partir de 2020 el precio de la remolacha al del azúcar, lo que supondrá el abandono del cultivo por parte de muchos agricultores, según Asaja.

    Hace unos días comenzó la extracción de la remolacha en la zona Norte de España con un nuevo escenario de producción excedentaria de azúcar tanto a nivel comunitario como mundial. En la campaña 2017/2018, primera sin cuotas, la producción de la Unión Europea alcanzó los 21 millones de toneladas, un 26 por ciento más que los 16,7 millones de toneladas del ejercicio anterior. A nivel mundial, la producción alcanzó récord histórico, con 190 millones de toneladas, 10 más que el consumo estimado. En esta situación, los precios del azúcar no han parado de bajar durante el último año hasta situarse en mínimos históricos este verano. En julio, la cotización en el mercado europeo fue de 346 euros por tonelada, 155 euros menos que un año antes. Unos precios muy por debajo de los costes de producción que han hecho saltar las alarmas en el sector, que ya ha pedido a la Unión Europea ayudas mientras se preparan las infraestructuras de almacenamiento y de logística necesarias para regular el mercado y poder exportar la producción excedentaria, ahora inexistentes.

    En la campaña actual, la producción mundial también se prevé excedentaria, aunque los precios se pueden beneficiar de la evolución del petróleo, que ahora está al alza. "Brasil regula en ese sentido. Si está caro el bioetanol, cuyo precio fluctúa con la gasolina, dedican más a producirlo en detrimento del azúcar alimentario", explica Javier Narváez, secretario del Consejo Rector de la cooperativa Acor, segundo productor español de azúcar. En el mercado europeo, la CE prevé una caída de la producción de azúcar de un 5 por ciento respecto a la de la campaña precedente debido a que las siembras de remolacha se retrasaron en muchos países del norte y centro de Europa como consecuencia de las lluvias. Esto, unido a la sequía que ha afectado al campo de esos países en verano, han hecho que bajen sensiblemente las expectativas de producción de remolacha. "Lo que está claro es que el sector tiene que autorregularse porque no puede pegarse un tiro en el pie e inundar el mercado comunitario", afirma Javier Narváez. Pese al contexto, la cooperativa que preside Carlos Rico mantiene sus planes de aumentar su producción de las 120.000 toneladas que tenía de cuota a 190.000, aunque probablemente tenga que retrasar ese objetivo más allá del horizonte inicial de 2020.

    "Acor ha hecho los deberes"

    "Nosotros hemos hecho los deberes y, a pesar de que teníamos ya una elevada capacidad de almacenamiento, en noviembre entrará en funcionamiento un nuevo silo que nos permitiría almacenar otras 70.000 toneladas más, y no tenemos que vender a cualquier precio como han tenido que hacer otros operadores", añade Narváez. En España, además se produce una mejor situación que en el resto de Europa. Nuestro país, con una producción de 535.000 toneladas en 2017/2018, tiene un consumo de 1,3 millones. "Es un diferencial favorable. Nos da un plus de competitividad que nos permite intentar producir más azúcar", afirma el directivo.

    Esta situación permitirá que los agricultores pertenecientes a Acor no teman por una bajada de precios de la remolacha. "La mejor noticia para ellos es que están protegidos. Los precios están garantizados por la asamblea de los socios y por el acuerdo marco con las Opas, que lo sitúa entre 40 y 42 euros por tonelada, con independencia de lo que pase en el mercado", añade el directivo. Sin embargo, los bajos precios sí privarán a los integrantes de Acor de los beneficios que en forma de retorno cooperativo reciben cada año.

    Mientras, el gran operador en nuestro país, Azucarera, reconoce que el sector azucarero se enfrenta a importantes retos tras la desaparición de las cuotas, no sólo en España, sino en toda Europa, aunque, afirman, "hemos trabajado estos años para ganar en competitividad tanto en las fábricas como en el campo, y estamos preparados para que la remolacha siga siendo uno de los cultivos más estables, seguros y rentables en la rotación de cultivos de regadío alrededor de nuestras fábricas". Entre esas medidas citan el facilitar inversiones para reducir los costes derivados del riego, compra conjunta de insumos y contratación de servicios, asesoramiento agronómico a través de herramientas de agricultura de precisión o empleo del big data y plataformas colaborativas.

    La filial de British Sugar admite, no obstante, que está estudiando "establecer en la relación con el agricultor una vinculación con la evolución del precio del azúcar, de forma que se pueda compartir con ellos los mayores o menores beneficios de la venta del azúcar".

    Una vinculación que, según el secretario general de Asaja Castilla y León, José Antonio Turrado, acentuará el "retroceso" que lleva experimentando este cultivo porque perderá el atractivo que tiene: saber lo que vas a cobrar y cuándo lo vas a hacer. "Si tú vinculas el precio de la remolacha al del azúcar internacional darías el mensaje de que este cultivo tiene más incertidumbre que los cereales. Sería un cambio hasta cierto punto filosófico, porque dependería de una serie de factores que ni siquiera son de la propia Unión Europea, sino de mercados internacionales. Una cosa de locos", asegura Turrado.

    El dirigente agrario asegura que este año los precios están garantizados, aunque la campaña que viene, todavía dentro del acuerdo marco, la situación es más incierta. "Con la situación actual, con poca producción y poco margen de beneficios hace que la rentabilidad de las fábricas sea nula", advierte.

    Turrado asegura que "no podemos seguir otros cinco o seis años poniendo 1.000 euros por hectárea en ayudas para que sea un cultivo un poco interesante para el agricultor. Asaja no va pedir que a toda costa se sostenga este cultivo a base de subvenciones, porque para dárselas a una para dárselas a otro". Entre algunos productores, la situación empieza a ser preocupante. Temen que un trasvase masivo de agricultores hacia otros cultivos de regadío, como la patata o los hortícolas, puede derivar en un colapso de precios que les resten rentabilidad.

    Campaña retrasada

    Acor ha abierto su planta de Olmedo para recepcionar la pulpa hace unos días. La de este año es una campaña que viene retrasada porque la siembra se demoró por las intensar lluvias de primavera, que impidieron la entrada de la maquinaria. Desde un punto de vista agronómica, las intensas lluvias unidas a las altas temperaturas registradas han provocado problemas de hongos no habituales en este cultivo. "La campaña no va a tener los rendimientos del año pasado. Será normal tirando a buena", explica Narváez.