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Asia crece más rápido que el resto, pero más lento que antes de la pandemia
- El crecimiento regional disminuirá al 4,5 % en 2024, en comparación con el 5,1 % del año pasado
- El crecimiento de China se moderará, bajando del 5,2 % en 2023 al 4,5 %
- Abordar la desaceleración de la productividad de las empresas es clave para el crecimiento a largo plazo
elEconomista.es
Los países en desarrollo de Asia oriental y el Pacífico están creciendo más rápido que el resto del mundo, pero más lento que antes de la pandemia, según las perspectivas económicas semestrales de la región publicadas por el Banco Mundial. El documento indica que, si bien la recuperación del comercio global y la flexibilización de las condiciones financieras respaldarán a las economías de la región, el mayor proteccionismo y el aumento de la incertidumbre relacionada con las políticas frenarán el crecimiento.
En el informe actualizado sobre la economía de Asia oriental y el Pacífico correspondiente a abril de 2024 (i) elaborado por el Banco Mundial, se proyecta que el crecimiento regional disminuirá al 4,5 % en 2024, en comparación con el 5,1 % del año pasado. De acuerdo con las previsiones, el crecimiento de los países en desarrollo de Asia oriental y el Pacífico, sin incluir a China, cobrará impulso hasta llegar al 4,6 % este año, un porcentaje mayor al 4,4 % registrado en 2023.
Así, en las perspectivas del Banco Mundial se incluye que el crecimiento de China se moderará, bajando del 5,2 % en 2023 al 4,5 %, dado que la elevada deuda, el debilitamiento del sector inmobiliario y las fricciones comerciales tienen un impacto en la economía.
Manuela V. Ferro, vicepresidenta del Banco Mundial para Asia oriental y el Pacífico indica en este sentido que "la región de Asia oriental y el Pacífico realiza una importante contribución al crecimiento económico mundial, incluso cuando se enfrenta a un entorno global más complicado e incierto, el envejecimiento de la población y los impactos del cambio climático". Así, la vicepresidenta añade que los países de la región pueden mantener el impulso de su crecimiento acelerando la apertura de un mayor número de actividades a la inversión privada, "resolviendo los desafíos del sector financiero y aumentando la productividad".
En el informe Las fuentes del crecimiento económico en Asia, de BBVA, se aborda que, a lo largo de las últimas dos décadas, el conjunto formado por la economías asiáticas en desarrollo (quince economías del este, el sudeste y el sur de Asia) ha logrado sostener ritmos de crecimiento del PIB muy superiores a la media de los países de la OCDE. Entre 1990 y 2009, los países asiáticos en desarrollo registraron una tasa de crecimiento medio anual del 7,0%, frente a un crecimiento medio anual del 2,0% en el conjunto de los países de la OCDE. Al final del período, el nivel de renta per cápita de los países asiáticos en desarrollo era todavía siete veces inferior al de la OCDE, pero la producción total del grupo asiático pasó de equivaler menos de un quinto del PIB del club de países industrializados en 1990 a suponer un 50% en 2009.
El ascenso del continente asiático, desarrollan en el documento de la entidad financiera, ha ido acompañado de profundos cambios en el peso relativo de las distintas economías que lo forman. "A lo largo de la década de los noventa, Japón, la economía más desarrollada del continente, atravesó una recesión honda y prolongada. Las restantes economías del milagro asiático, que habían crecido a ritmos espectaculares durante tres décadas, fueron sacudidas por la profunda crisis de finales de los noventa. Por su parte, los gigantes asiáticos, China e India, crecieron aceleradamente y recortaron su distancia con los restantes países de la región".
Las perspectivas están sujetas a riesgos de deterioro de la situación, como una desaceleración de la economía mundial mayor de lo esperado, tasas de interés más altas durante un período más prolongado en las principales economías, una mayor incertidumbre relacionada con las políticas económicas en todo el mundo y una intensificación de las tensiones geopolíticas.
Catalizadores de la región
De vuelta al informe actualizado sobre la economía de Asia oriental y el Pacífico correspondiente a abril de 2024, se presentan datos que indican que el crecimiento de la productividad de las principales empresas de la región se ha quedado rezagado respecto de las principales firmas internacionales. La brecha es especialmente marcada en los sectores que requieren un alto nivel de digitalización. Dado que las nuevas tecnologías suelen ganar terreno primero entre las compañías líderes y luego puede extenderse a otras firmas, esta tendencia genera preocupación en todo el espectro empresarial.
"Si bien el crecimiento del ingreso per cápita en la región de Asia oriental y el Pacífico ha superado el de la mayoría de las otras economías en desarrollo en las últimas décadas, se ha visto más impulsado por la inversión que por el crecimiento de la productividad", explicó Aaditya Mattoo, economista en jefe del Banco Mundial para Asia oriental y el Pacífico. "La adopción de políticas audaces para impulsar la competencia, mejorar la infraestructura y reformar la educación podría revitalizar la economía de la región".
China
China ha sido el país que ha copado todos los focos cuando se hablaba de crecimiento económico y futuro tras la pandemia sanitaria. Sin embargo, el gigante asiático por excelencia se quedó atascado (tanto en términos económicos como demográficos) antes de llegar a ser un país desarrollado. Ahora, son cada vez más los analistas que ponen el punto de mira en la India.
Así, Kristalina Georgieva, Gerente de Fondo Monetario Internacional, recuerda la "nueva era de crecimiento de calidad" de esta región en lo que se perfila -recordaba la experta en un diálogo en el Foro de Desarrollo de China- como un Año del Dragón (que se celebra durante este ejercicio) trascendental para la economía mundial y para el país. "Al poner la mirada en China, observamos una pujante recuperación posterior a la Covid en 2023, con un crecimiento que superó 5%. A mediano plazo, China seguirá contribuyendo de forma crucial al crecimiento económico mundial. Aunque el débil aumento de la productividad y el envejecimiento de la población lastran el crecimiento, existen también enormes oportunidades", argumentaba la experta en este foro.
Georgieva incidía en que, según su análisis, con un programa exhaustivo de reformas de mercado, China podría acelerar notablemente el crecimiento. "Me refiero a una expansión de la economía real de 20% durante los próximos 15 años, que en términos actuales equivaldría a añadir 3,5 billones de dólares a la economía nacional", completa la experta.
El sorpaso de India
En las últimas proyecciones de crecimiento de Perspectiva de la economía mundial, se observa un aumento del PIB de India para el ejercicio del casi medio punto, al pasar del 5,9 estimado para 2023 al 6,3 de 2024.
Unos datos que no sorprenden si se tiene en cuenta que India ya desbancó el año pasado a China como el país más poblado del planeta, según las proyecciones demográficas de la ONU. Y es que, ni la suma de toda la población europea y latinoamericana es suficiente para alcanzar la de estas dos regiones asiáticas por separado. Pero frente a frente, el rápido crecimiento demográfico del país que lidera Narendra Modi –con una población con una edad media de 28,7 años frente a los 38,4 años de China y el salvaje éxodo del campo a la ciudad de los últimos treinta años– evidencia el potencial de este mercado para los inversores.
¿Dónde se encuentra el potencial de India? Según una encuesta citada por el Times of India y que recoge Bob Capital Markets, la clase media india ha pasado del 14% de la población en 2005 al 31% actual. Esta creciente clase de compradores con aspiraciones está impulsando la demanda de productos de calidad a precios asequibles y la facilidad del crédito al consumo.
Japón
Las perspectivas macroeconómicas para Japón no están encontrando el viento a favor. El país nipón sufre una contracción del PIB del 0,5% en el primer trimestre del año por una caída del consumo y de las exportaciones.
En consecuencia, el banco central japonés revisaba a la baja su previsión de crecimiento para el país en 2024 y ahora prevé una expansión del 0,8% desde el 1,2% anticipado en enero, mientras que mantiene en el 1% el pronóstico de 2025 y confía en que en 2026 el PIB de Japón crecerá un 1%. En cuanto a la inflación, la entidad revisa cuatro décimas al alza la previsión del IPC de referencia (sin alimentos frescos), hasta el 2,8% en 2024, y al 1,9% desde el 1,8% el de 2025, mientras que para 2026 espera una subida de los precios del 1,9%.
Con este contexto, el banco central del país del sol naciente ponía fin a la era de tipos de interés negativos que reinaba en el país desde 2007 y realzaba, el pasado mes de marzo, la primera subida en los mismos desde entonces. Así, el organismo decidía orientarlos a la orquilla del 0-0,1%, tras permanecer el tipo clave estos años en el -0,1% desde la segunda mitad de 2016.
La renta variable del país sí que se ha sumado a la fiesta bursátil que viven otras principales referencias mundiales, con el Nikkei 225 superando los máximos de la era de la burbuja. La solidez de los fundamentales de las empresas, la mejora de las normas de gobernanza y la creciente demanda de los inversores extranjeros han contribuido a los buenos resultados del mercado bursátil.